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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Rudolf Moshammer, el 'zar' de la moda alemana

Su chófer, que pasó a recogerlo el pasado viernes a las nueve de la mañana para llevarlo como cada día laborable a la tienda de modas en la elegante Maximilianstrasse, lo encontró muerto en el primer piso de su casa en un barrio residencial de Múnich. El Rolls-Royce con matrícula M-RM-111, iniciales de su propietario, Rudolf Moshammer, quedó aparcado a la puerta de la casa. Su propietario apareció muerto estrangulado con el cable del teléfono sin que por allí encontrase la policía otras huellas de violencia.

La noticia de la muerte de Rudolf Moshammer abrió todos los telediarios en Alemania y relegó a segundo plano, por primera vez en semanas, las informaciones sobre el maremoto del Índico. Con Moshammer desapareció de la escena pública y de las páginas de la prensa rosa y amarilla uno de los personajes más pintorescos, grotescos y extravagantes de Alemania.

Con una gigantesca peluca negra, rostro empolvado, gafas oscuras de múltiples diseños y una perrita siempre en el brazo que responde al nombre de Daisy, color canela de raza yorkshire terrier con su lacito, Moshammer parecía una especie de reencarnación de Luis II, el rey loco de Baviera. Se dice que Moshammer, gran aficionado a la ópera, sólo dejaba a la perrita para acudir a alguna función en el teatro que se encontraba a escasos metros de su tienda de modas. Al extenderse como la pólvora la noticia de su muerte, hubo muchas llamadas para interesarse por la suerte de la perrita y ofrecimientos para hacerse cargo de ella. Moshammer, soltero y sin familia cercana desde la muerte de su querida mamá, Else, dejó desamparada a Daisy.

Procedía de una familia destruida. Su padre y su abuelo eran agentes de seguros y ése parecía su destino, pero él soñaba con ser patinador sobre hielo, aunque acabó en modisto de éxito, propietario de tienda de modas, dueño de un afamado restaurante, autor de libros, modelo publicitario e incluso llegó a hacer pinitos en la canción cuando participó en las eliminatorias para seleccionar la canción alemana para el Festival de Eurovisión el año 2001. El padre cayó en el alcoholismo y Moshammer y su madre tuvieron que abandonarlo a su suerte. En sus delirios alcohólicos amenazaba a la madre y al hijo y se sentaba en la cama con una pistola en la mano. Cuenta la leyenda que se suicidó tras pasar los últimos días de su vida en un asilo para los sin techo.

De ahí le vino a Moshammer su preocupación social, que le llevó en pleno éxito a ocuparse de los desamparados sin hogar, financiar una de sus revistas y acudir a visitarlos con regalos en las fiestas navideñas. Se especula ahora si en el testamento Moshammer, que no tenía herederos, no habrá dejado una cantidad importante para los sin hogar.

Era el modisto un producto del pijerío muniqués y se impuso en ese ambiente con diseños casi tan extravagantes como su creador. Entre sus clientes se cita a personajes tan dispares como el actual gobernador de California, Arnold Schwarzenegger; el rey Gustavo Adolfo de Suecia, y el tenor español José Carreras. Moshammer inauguró la tienda en 1967, contrató para la ceremonia un leopardo domesticado y se cantó el aria Nessun dorma de Tourandot. El leopardo mordió a una cónsul y Moshammer se aseguró un puesto de plantilla en las columnas de chismorreo de la prensa amarilla de la capital de Baviera. De su tienda, afirmaba Moshammer: "Yo vendo juventud y belleza".

Escribió varios libros: Mamá y yo, Cocina elegante sin cachivaches, Mi querido Múnich y, naturalmente relacionado con su perrita, Yo, Daisy. Su imagen servía como modelo para anuncios publicitarios de conocidas marcas. Nestlé tuvo que apresurarse en retirar su emisión y la primera cadena de la televisión pública alemana (ARD) suspendió un programa grabado de entretenimiento en el que aparecía.

La policía sólo tardó 48 horas en encontrar al presunto asesino. Un iraquí de 25 años, Herisch A., que Moshammer reclutó en las zonas de la prostitución masculina de Múnich, confesó haber estrangulado al modisto en la madrugada tras una disputa sobre el precio de las prestaciones sexuales. El iraquí reclamaba 2.000 euros que, según dice, le había prometido Moshammer. El cuerpo de Moshammer apareció vestido, pero la policía afirma que acostumbraba a realizar el acto sin desprenderse de sus vestiduras.

Para el entierro se hablaba de embalsamar el cuerpo para que quede momificado y un empresario suizo ha ofrecido una urna especial llamaba modelo Blancanieves que, con un ordenador, garantiza la temperatura adecuada para evitar la descomposición del cadáver. El cuerpo reposará en el mausoleo que en su día construyó para su madre. En Múnich se habla de dedicarle una calle, en espera de que el testamento conceda una suma importante para los sin hogar.

El primer ministro de Baviera, el socialcristiano Edmund Stoiber (CSU), definió a Moshammer como "persona de gran corazón y una personalidad especial que de forma simpática supo atraer la atención hacia él y su patria chica". El alcalde socialdemócrata de Múnich, Christian Ude, dijo: "Era un muniqués original, un ave del paraíso que amaba las actuaciones extravagantes".

Murió Moshammer a los 59 años, según él, que eran en realidad 64. Múnich y Alemania cuentan con un nuevo icono. La entrada de la tienda de Moshammer se ha convertido en un lugar de peregrinación lleno de flores, velas y textos de recuerdo al singular personaje.

Rudolf Moshammer.
Rudolf Moshammer.ASSOCIATED PRESS

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