Aguirre promueve en Pekín la candidatura olímpica de Madrid
La presidenta regional se reúne con dirigentes del Partido Comunista Chino
Esperanza Aguirre, presidenta del Gobierno regional madrileño, dedicó su segunda jornada de estancia en Pekín a reunirse con las principales autoridades de la ciudad para promover la candidatura de Madrid como ciudad olímpica en 2012. En China, cualquier acuerdo internacional requiere de contactos tanto con las autoridades administrativas como con las políticas. Por eso, la presidenta tuvo que doblar ayer sonrisas y discurso.
En una sola mañana, Aguirre fue recibida por el viceministro del Departamento Internacional del Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh), Zhang Zhijun; por el presidente de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, Jian Quinglin (considerado la cuarta figura política el país); por el secretario general del PCCh en Pekín, Liu Qi, y por el alcalde de la ciudad, Wan Quishan.
A la presidenta madrileña la acompañaban empresarios y políticos de la Comunidad de Madrid, que oyeron de todos sus anfitriones parecidos mensajes de "amistad para España", "cooperación entre los pueblos" y "progreso". Esperanza Aguirre regaló a Liu Qi y a Wan Quishan diversos presentes, además de un ejemplar del Quijote en chino y un balón del Real Madrid. En el caso del alcalde de la capital, la pelota iba firmada por todos los jugadores del equipo, ya que el regidor pequinés es seguidor del club madrileño.
Pero antes de todas estas recepciones la mandataria dedicó las primeras horas de la mañana a visitar lo que será en 2008 el estadio olímpico de la capital china, que albergará los Juegos de ese año. Un estadio que, de momento, sólo es un enorme cráter con unos pocos obreros en torno a él y a 24 kilómetros de Pekín. "Lo acabarán en 2007, tal y como han prometido", dijo el presidente del recinto ferial Ifema de Madrid, Fermín Lucas. La presidenta de la Comunidad apuntó: "De hecho, el Comité Olímpico Internacional les ha comunicado que ralenticen un poco el ritmo de trabajo porque van demasiado deprisa".
Un barrio de rascacielos
Aguirre y el Comité Olímpico Internacional (COI) no deben de andar muy descaminados en sus apreciaciones. Los chinos han levantado en pocos años un impresionante complejo de oficinas y hoteles a sólo unos kilómetros del centro. Lo llaman Barrio del Comercio y está formado por más de una veintena de manzanas -cada una de ellas del tamaño del complejo comercial madrileño de Azca- donde se concentran los principales hoteles y multinacionales de la ciudad.
Sólo hace cinco años, los terrenos estaban ocupados por viviendas tradicionales de una sola planta o grises bloques de viviendas al estilo soviético. Pero el Gobierno chino, en un afán de mostrar al mundo la potencia económica del país, las derriba por cientos o por miles. Su lugar es ocupado acto seguido por imposibles rascacielos de cristal y acero (hay algunos previstos con forma de A, de S, de C) que harían las delicias de cualquier arquitecto con ganas de retar a la gravedad.
El estadio olímpico de Pekín tendrá capacidad para 90.000 espectadores y sólo 1.000 plazas de aparcamiento, cifra que se antoja muy reducida cuando la ciudad es un completo colapso de tráfico. El centro, dividido en innumerables manzanas de casi un kilómetro de largo cada una, es cruzado por amplísimas avenidas más anchas que el paseo de la Castellana donde se agolpan turismos, autobuses, camiones e incontables bicicletas.
El caos circulatorio es total; quizás por ello el Gobierno ha decidido llevar el metro hasta el estadio. Pero, a diferencia de Madrid, no se ven carteles que anuncien las obras. El edificio de la televisión nacional, la CCTV, otro de esos espectaculares rascacielos previstos para los Juegos, tampoco existe. Como en el caso del estadio, es sólo un solar.
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