El líder del PP explica que pacta con el Gobierno para impedir que "el 2% de los votos" imponga su voluntad

El líder del PP, Mariano Rajoy, enmarcó ayer en la aprobación del plan Ibarretxe el 30 de diciembre en el Parlamento vasco gracias a tres votos de la ilegalizada Batasuna su oferta del viernes al presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, para pactar las reformas de la Constitución y los estatutos de autonomía, que el Ejecutivo ha ampliado a los sistemas de financiación autonómica y de la Sanidad.

Rajoy justificó su oferta de pacto, que anula un ariete de oposición del PP al Gobierno, por razones patrióticas: según él, la dependencia del PSOE de los partidos nacionalistas más radicales estaba "llevando a una deriva muy peligrosa". Sin citarlo, Rajoy se refirió sistemáticamente a ERC: "Hay dos grandes partidos que tienen más del 80% del apoyo de los ciudadanos españoles. Y un 2% de los ciudadanos no puede condicionar temas tan serios y tan importantes". El 80% de los votos es lo que suman el PSOE y el PP, y un 2% es la representación de ERC. "He hecho este pacto porque me preocupa que partidos que representan el 2% de los votos estén poniendo en juego cosas que importan al conjunto de los españoles, y por las que ha muerto mucha gente", argumentó.

Mayoría cualificada

En última instancia, el pacto alcanzado el viernes en Moncloa no pasa de ser un acuerdo para buscar acuerdos. El objetivo más concreto del PP al plantearlo es modificar la legislación para que los estatutos de autonomía exijan una mayoría cualificada para su aprobación en las Cortes Generales. Ahora sólo se requiere mayoría absoluta (176 diputados) pues los estatutos se consideran leyes orgánicas. Y eso haría posible que las reformas de los estatutos catalán y vasco se aprobasen sin el respaldo del PP, aunque hasta ahora eso no haya ocurrido.

Fuentes de la dirección de ese partido admiten que éste es el asunto concreto más relevante, y que está recogido en el penúltimo punto del documento que Rajoy entregó a Zapatero. Textualmente dice: "Estudiar las modificaciones necesarias para que la aprobación y la modificación de los estatutos de autonomía requieran mayoría de dos tercios tanto en los parlamentos autónomos -como disponen, entre otros los estatutos de autonomía de Cataluña y Galicia- como en las Cortes Generales". En el Parlamento vasco la mayoría necesaria es la mitad más uno, y así el plan Ibarretxe fue aprobado sin el concurso ni del PP ni del PSE, aunque suman casi la mitad de los votantes vascos.

El documento que entregó el Gobierno como alternativa al del PP da por hecho que mientras el concurso del PP es "imprescindible" para la reforma de la Constitución, no lo es para la de los estatutos. El avance que ofreció el Ejecutivo pasa por calificar de "absolutamente conveniente" que estas reformas "cuenten con el respaldo del PP". Aún más, el documento del Gobierno se compromete a que el diálogo iniciado el 14 de enero lleve a que "las reformas proyectadas culminen con éxito", a que éstas "gocen de la máxima estabilidad" y a que se "preserve al máximo la lealtad constitucional".

Implícitamente, esa "estabilidad" requiere una mayoría superior a la mitad más uno para que los cambios de mayorías parlamentarias no las pongan en peligro. Y la "lealtad constitucional" pretende evitar que las reformas de estatutos escondan, como el plan Ibarretxe, reformas de la Constitución por la puerta de atrás.