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LO MÁS ÚTIL | EL VIAJERO HABITUAL

El mundo de las tasas y recargos no incluidos

Iker Seisdedos

Un vuelo a Nueva York por 350 euros. Ida y vuelta a Amsterdam, 82 euros ¿Dos gangas? Quizá no tanto si se repara en las tasas y recargos que hay que sumar a la oferta y que pueden llegar a encarecerla hasta en 100 euros.

La guerra por la supervivencia de las compañías aéreas tradicionales europeas (que han cerrado 2004 como su quinto ejercicio consecutivo de pérdidas) y la búsqueda incesante de la oferta que atraiga al viajero provocan que las aerolíneas aumenten el difuso concepto de las "tasas no incluidas" a la vez que reducen los precios de los billetes.

Para evitar sorpresas, lo mejor es mirar tras las ofertas, fijarse únicamente en el precio final e intentar abstraerse del tentador "desde". Y, sobre todo, consultar los nuevos conceptos que gravan los billetes. El último en llegar, el pasado 1 de enero, cuando tres aerolíneas españolas -Iberia, Spanair y Air Europa- adoptaron una subida de los cargos por emisión de billetes de entre 2 y 10 euros, en función del destino del vuelo, el tipo de tarifa y el modo de compra de los pasajes.

Disgregar los impuestos

Estos cargos de emisión de billetes comenzaron a cobrarse el 1 de enero de 2004, cuando las compañías, con el fin de adaptarse a los nuevos tiempos y soportar la competencia de las aerolíneas de bajo coste, decidieron disgregar las tradicionales tasas en dos tarifas: los impuestos aeroportuarios, por un lado, y estos cargos por emisión de los pasajes (los que han subido con la llegada de 2005), por otro.

Iberia y Air Europa cobran ya por este concepto, si el billete se compra en papel y a través de un agente, 18 euros si se trata de vuelos nacionales; 35 si son europeos, y 60 si cubren un trayecto intercontinental, lo que supone una subida de 3, 5 y 10 euros, respectivamente. Algo menor es el incremento aplicado por Spanair, que cobra dos euros más en sus vuelos nacionales, cuatro en los europeos y nueve en las conexiones intercontinentales.

Más barato en Internet

En todos los casos, los gastos de emisión de billetes son mucho menores si en lugar del tradicional pasaje se adquiere un billete electrónico o si la compra se realiza por Internet, dos prácticas que las aerolíneas tratan de incentivar en los usuarios. Pura lógica. Si el cliente actúa como su propio agente de viajes, las compañías también ahorran costes. De este modo, los cargos de un billete a Nueva York pueden ser hasta cuatro o cinco veces menores si se reserva en Internet y se prescinde del billete en papel.

En cuanto a las tasas aeroportuarias (las que gravan las operaciones de despegue y aterrizaje de los aviones), son variables en función del trayecto y de los aeropuertos de origen y destino. La regla general es que cuanto más importante es el aeropuerto, mayores son las tasas. De ahí que las compañías de bajo coste opten por ciudades de menor tráfico aéreo para fijar su base de operaciones. Con el nuevo año, este recargo también ha variado. Es el caso, por ejemplo, de Iberia, que ha aumentado en cinco euros el cobro por este concepto en todos sus vuelos.

El precio del combustible

A estos impuestos hay que añadir desde octubre pasado el pago de un recargo por combustible. En los vuelos de Iberia oscila entre los 5 euros (vuelos nacionales) y los 15 (los intercontinentales). En el caso de Air Europa, el cargo es algo más barato (a partir de 4 euros).

Con este gravamen, las compañías buscaban reaccionar a la escalada de los precios del petróleo en un momento en que el barril de crudo brent llegó a cotizar en Londres por encima de los 50 dólares, lo que, según cálculos de la Asociación de Aerolíneas Europeas, les ha ocasionado 748 millones de euros de costos adicionales en 2004. Tres meses después, el precio del barril se ha estabilizado en torno a los 43 dólares, pero las aerolíneas continúan cobrando el recargo.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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