Ramon Miravitllas escribe la crónica del disparate nacional

"En la catástrofe del Prestige sólo hay un culpable, el barco", sentenció convencida Ana Botella. "Por desgracia el niño se parece a su madre", declaró desafortunadamente a los periodistas Jaime de Marichalar al referirse a su primogénito, Felipe Juan Froilán de Todos los Santos. Éstas son sólo dos de las meteduras de pata reseñadas por decenas en el libro Preciosos ridículos (Ediciones Robinbook), del periodista catalán Ramon Miravitllas, una divertida antología del disparate autóctono. "El divertimento puede ser algo muy serio en un país en el que nadie asume la culpa de nada", explica el autor. La mayoría de los patinazos glosados tienen como protagonistas a políticos, lo que convierte la selección en una especie de historia al revés de los primeros años de la democracia española. "Es una historia de la transición desde sus menudillos. Contiene muchas anécdotas de gran peso político y social", añade.

Los gazapos se reparten por igual, sin atender partidismos ni escalafón alguno. "Muchos de estos errores los han cometido personas a las que se reconoce su capacidad de excelentes gestores o que cuentan con un gran apoyo en las urnas. A escala catalana, Joan Clos está especialmente capacitado para equivocaciones de todo tipo", apunta el periodista.