Sharon quiere entrevistarse lo antes posible con el nuevo presidente
La oferta de diálogo supone la reanudación al más alto nivel de los contactos israelo-palestinos
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, ha manifestado su intención de encontrase "lo antes posible" con el nuevo presidente palestino recién salido de las urnas. El anuncio, efectuado a través de un portavoz del Gobierno hebreo, supondría la reanudación al más alto nivel del diálogo entre israelíes y palestinos, interrumpido hace cuatro años de manera unilateral por decisión del ex primer ministro laborista Ehud Barak como represalia por el estallido en septiembre de 2000 de la Intifada, a la que siguió una campaña de boicoteo y aislamiento del anterior presidente, Yasir Arafat.
Aunque el portavoz israelí no aclaró cuándo podría llevarse a cabo el encuentro, sugirió algunos puntos de debate para esta primera cita, entre los que se destacan como más urgentes cuestiones de seguridad y orden público, así como una supuesta coordinación con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para llevar a cabo la retirada de Gaza y el desmantelamiento de los asentamientos judíos, que en principio pensaba efectuarse de manera unilateral y sin consultas con la parte palestina.
Según declaraciones de fuentes del Gobierno israelí, recogidas por el periódico Haaretz, en esta primera reunión el jefe de Gobierno, Ariel Sharon, podría también hacer al presidente de la ANP una generosa propuesta; la liberación de un importante paquete de presos palestinos a cambio del fin del lanzamiento de los misiles sobre los asentamientos de Gaza y la franja cercana del Neguev.
En la actualidad, Israel mantiene encerrado en cárceles y centros de internamiento a más de 8.000 detenidos palestinos, muchos de los cuales se encuentran presos en virtud de una decisión administrativa que se renueva automáticamente cada tres meses, sin supervisión y control de los jueces.
En cualquier caso, este primer contacto entre la cúpula israelí y palestina supondría el principio del deshielo entre las dos Administraciones, y sobre todo el prólogo de otro encuentro mucho más importante y trascendente en el que se intentaría reactivar la Hoja de Ruta, firmada en junio de 2003, bajo los auspicios de Estados Unidos y que constituye el único instrumento de paz aún vigente en este conflicto.
Pero antes de que Sharon pueda dar formato y contenido a la cumbre con el nuevo presidente palestino deberá resolver sus problemas internos; consolidar la nueva coalición gubernamental constituida en principio por el Partido Laborista, la organización ultraortodoxa judía Unidad del Tora y Judaísmo y el Likud, y a continuación formar un nuevo Ejecutivo.
Acuerdo de coalición
Sharon presentó ayer ante el Parlamento el acuerdo de coalición firmado por los tres partidos el miércoles, pero tiene que solucionar en las próximas horas un motín interno surgido inesperadamente en su propio partido, el Likud, capitaneado por 13 diputados que han manifestado su decisión de no votar la investidura del nuevo Gabinete. Los diputados rebeldes han comunicado su intención al primer ministro en una carta que firmaron ayer, en la que alegan como principal razón de su rebeldía su oposición al plan de retirada de la Franja de Gaza y su completa solidaridad con el movimiento colono, que trata de impedir que la decisión se lleve a término.
El primer ministro israelí sopesaba anoche, para resolver la rebelión, agrandar la coalición para suplir la vacante de los 13 diputados del Likud con los votos de la formación pacifista Yahad y de los ultraortodoxos askenazis del Shas, que suman en total 17 escaños. Todos estos votos otorgarían al primer ministro una mayoría confortable cercana a 70 escaños en un Parlamento de 120 diputados. En el caso de que Sharon no pudiera resolver favorablemente esta ecuación política y parlamentaria se vería obligado a disolver la Cámara y convocar elecciones anticipadas, sin tener siquiera la seguridad de que su partido lo nombre candidato a los próximos comicios.
Anoche, el futuro de Israel estaba en manos del dirigente pacifista Yossi Beilin, que capitanea la formación Yahad, en la que coinciden el antiguo Meretz, que está constituida por diputados de Meretz, y la plataforma de los Acuerdos de Ginebra. Beilin estudiaba la propuesta de sumarse a la coalición aglutinada en torno a Ariel Sharon. Su dilema era complicado, ya que tenía que decidir entre negar el apoyo a su enemigo Sharon, poniendo fin a su vida política, o posibilitar su continuación y hacer realidad el plan de retirada de la Franja de Gaza, incluido el desmantelamiento de los 21 asentamientos, algo que los pacifistas apoyan firmemente.
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