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Zapping
Columna
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Lo imposible

Obsesión es la nueva telenovela de las tardes de La Primera. Se trata de un producto made in Spain, desprovisto de la exuberancia verbal de los culebrones latinos, sin tanto derrames emocionales, menos silicona y menos atajos narrativos efectistas.

Obsesión

Una canción de Alex Ubago introduce esta historia con nombre de perfume. Enseguida se produce un crimen pasional que marcará el resto de la trama. La serie narra las miserias de tipos ambiciosos o inocentes, revueltos en un paisaje que no rehúye los aspectos más pestilentes de la España de ayer, de hoy y de siempre: sobornos a concejales para recalificar terrenos y extender la especulación que sostiene parte de nuestra autocomplaciente economía. Sale Sofía Mazagatos en un papel de ejecutiva celosa. Tras años de candelero y candelabro y cursos de interpretación en Nueva York, la ex modelo busca la recalificación a través de la telenovela. Otra cosa es que lo consiga.

Memoria

El espectador tiene demasiado recientes en la memoria los devaneos cardiopáticos de Mazagatos para créersela y teme que en cualquier momento aparezca María Patiño persiguiéndola, en nombre de la profesión periodística, con una sartén. El pasado es una losa. En Torrente II, por ejemplo, que Antena 3 programó para dinamitar el espíritu navideño, cuando José Luis Moreno interpreta a un villanísimo y dice: "Dolor, veo mucho dolor", no puedes evitar pensar que se está refiriendo a una de sus galas de fin de año (en Las cerezas, Moreno llegó al éxtasis al ser ungido por las admirativas preguntas de Julia Otero). Y cuando Cristina Tárrega es chantajeada por el aceitoso Torrente, que la amenaza con contarle a su marido que ejerce de prostituta, no resulta verosímil. No puede ser la misma que, el verano pasado, y disfrazada de bombero, azuzaba incendios biográficos, lutos y convalecencias.

Rojo

La relación entre cine y televisión no siempre es tan forzada. Hace unos días, en Los Simpson, Homer se quedó dormido sobre la taza del retrete. Soñó con los títulos de crédito de Atrápame si puedes, creados por el gran Saul Bass, pero interpretados por su disfuncional aunque sólida familia. Llegar tan alto requeriría de la intervención de los héroes de Al filo de lo imposible, esa serie de La 2 dedicada a superar retos más difíciles que decir Garmisch Partenkirchen con un polvorón en la boca. El domingo estuvieron en Kirguizistán. Para ilustrar el camino de los montañeros, que iban a culminar el pico llamado El Centinela Rojo, filmaron calles turísticas y una enorme estatua de Lenin con una paloma sobre su cabeza. De fondo, mientras tanto, sonaba La Internacional. Al verla allí, sin miedo a ciscarse sobre la posteridad del mito revolucionario, ajena a las patologías y psicopatías del poder, temí por la salud de la valiente paloma. Por la noche soñé que se la llevaban a un campo de concentración.

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