'Jubilado' sin descanso
José Luis López Combarros se jubiló hace cinco años tras media vida en Andersen. Desde entonces no ha parado. Estuvo al frente del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), el organismo del Ministerio de Economía que vigila a los auditores, hasta el mes de mayo y, tras su cese, ha decidido repartir su tiempo entre el consejo de Banesto y el despacho de abogados Garrigues, el mismo que fuera brazo legal de Andersen hasta la desaparición de la auditora tras el escándalo Enron.
La vida de este leonés de La Bañeza cambió radicalmente cuando dejó la auditora. Treinta y cinco años como arturo, el nombre por el que se conocía a los profesionales de Andersen, marcan mucho. Más si en esos años se ha sido socio-director de Auditoría de la firma en España, de Control de Calidad para Europa Continental y los países del Este y miembro de varios comités internacionales. "Viajaba el 80% del tiempo y veía a mi familia sólo los fines de semana, y no todos", recuerda de esos años.
Tal vez por eso cuando llegó al ICAC, en octubre del año 2000 y de la mano del Partido Popular, López Combarros hizo feliz a su mujer y a sus dos hijas. El sosiego que esperaba se convirtió en jornadas apasionantes de hasta 16 horas diarias. El reto era enorme, pues el sector se enfrentaba a un momento crítico, con una reforma legal profunda como consecuencia de los escándalos corporativos y con el proceso de adaptación a las normas internacionales de contabilidad en marcha.
Desde el despacho señorial y un tanto oscuro que el organismo ocupa en la calle Huertas de Madrid, López Combarros vio hacerse añicos a su antigua casa, y le tocó liderar unas reformas cruciales para la auditoría, cuya primera y una ley había sido aprobada en 1988. En esa tarea le ayudó su carácter dialogante y sosegado y sus contactos, pues tuvo que lidiar con el disgusto de buena parte de sus antiguos colegas, que vieron como una amenza algunas de las nuevas obligaciones, como la de rotar cada siete años o la de pagar una tasa por cada informe de auditoría. La espina que le queda es que no ha podido terminar el trabajo y ha dejado a su sucesor, José Ramón González, la tarea de aprobar el reglamento que debe detallar esos cambios.
López Combarros asegura que no quería estar cuatro años más en el puesto. Sus nuevas dedicaciones encajan mejor con sus aspiraciones. Así que ahora tiene más tiempo para visitar León, donde vive su madre, leer... Ha tenido otras ofertas pero no piensa abarcar más: "Quiero una vida profesional y familiar sana". Con 61 años cumplidos, de lo que no quiere ni oír hablar es de jubilarse de verdad.
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