Los mayoristas invaden el centro
Hace cosa de un año, el flamante alcalde Ruiz-Gallardón declaraba que no iba a permitir que continuara la terciarización del centro de la capital debido a la avalancha de comercios al por mayor, especialmente de inmigrantes chinos. Incluso decía ser consciente de que la presión de dichos comercios en la zona de Latina-Tirso de Molina-Magdalena era excesiva, y que su equipo ya estaba estudiando alternativas para comenzar a trasvasarlos a polígonos industriales, y en todo caso no permitir que se abrieran más comercios de este tipo en la zona. Con ello el alcalde asumía que los mismos constituyen un modelo comercial poco deseable para tal entorno urbano, con secuelas bien conocidas: desocialización vecinal, colapsos de tráfico por carga y descarga fuera de normativa, feísmo de fachadas y locales, irrupción de una masa de gente apresurada y ajena al barrio, no integración en el mismo... En fin, un auténtico factor de anomia en el tejido social y urbano deseable para la ciudad.
Desde entonces, cualquiera ha podido comprobar cómo la pormayorización del centro sigue avanzando como una mancha de aceite. En el último año, la calle de la Magdalena ha visto cerrar, uno tras otro, casi todos sus comercios y locales, convertidos automáticamente en mayoristas de ropa, bisutería y bibelots de todo a cien. Pero ha sido la calle del Ave María la que ha sufrido el mayor y más reciente embate: en apenas tres o cuatro meses han abierto en su pequeña longitud más de una docena de mayoristas chinos, la mayoría a costa de negocios tradicionales, trastocando la fisonomía y ambiente de dicha castiza calle, que, como otras de Lavapiés, estaba a su vez intentando una renovación a base de cafés y locales alternativos. En suma, en el año transcurrido desde las declaraciones del señor alcalde, el fenómeno se ha extendido entre Tirso de Molina y Antón Martín, avanzando por el conjunto de sus calles y plazuelas quizá 300 metros, lo cual a nivel urbano es una barbaridad. Alguna estimación habla de 1.000 mayoristas en total en todo el barrio...
Mientras el señor alcalde promete soluciones, la realidad avanza al galope en sentido opuesto, con lo cual, una de dos: o el regidor es un irresponsable y no tiene un criterio de lo que es "hacer ciudad" (que es todo lo contrario a esta pormayorización), o él y su equipo son ineficaces e impotentes ante esta tan acelerada como indeseable transformación del centro histórico de la capital de España.
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