Inhumanidad
Una parte sustancial del mundo ha sido arrasada por un maremoto, una convulsión de la naturaleza cuya causalidad quizá no sea una casualidad, sino una consecuencia de la continua provocación al medio ambiente que originan las naciones más consumistas.
La respuesta institucional desde algunos lugares, como Euskal Herria y Bilbao, han sido denigrantes. No ha existido, colectiva, oficialmente, la más elemental muestra de discreción, dolor solidaridad e incluso sacrificio. El Ayuntamiento no fue capaz de apagar esa horrible y hortera iluminación consumista, los bancos se lucran a cuenta de los donativos, los hoteles, repletos de gente insensible celebrando cenas y cotillones. Mientras, en la otra parte del mundo, a miles de personas les había llegado poco antes su hora.