Cadaqués pactará con los constructores para preservar su estampa tradicional
El alcalde quiere evitar la edificación en el perímetro del municipio
El alcalde de Cadaqués (Alt Empordà), el republicano Joan Borrell, propondrá a los constructores del municipio "un cambio de cromos" para intentar mantener su estampa tradicional y evitar que los nuevos edificios previstos en el actual Plan General de Urbanismo modifiquen los límites del compacto pueblecito costero. El objetivo del alcalde es evitar que se levanten nuevas edificaciones en el perímetro del municipio.
Un reciente estudio arquitectónico alerta que las construcciones previstas en el Plan General de 1986 podría elevar de 2.600 a 16.000 las viviendas de la población, además de alterar irremisiblemente la visión, desde la costa y el mar, del bucólico campanario de la iglesia dominando las casitas encaladas. Esta imagen constituye uno de los atractivos turísticos del municipio, uno de los pueblos pesqueros del litoral gerundense que menos han sufrido los efectos de la fiebre constructora de las décadas de 1960 y 1970.
El alcalde mantiene la voluntad de negociar con los constructores que tienen derechos adquiridos sobre los terrenos en las zonas más críticas ofreciéndoles incrementar el volumen de edificación en terrenos con menos afectación paisajística. "Actualmente la densidad es baja y la mancha muy amplia. La idea es reducir la mancha dándole más densidad", explica Borrell.
En el actual Plan Urbanístico se prevía la construcción en zonas alejadas de la población con dos viviendas por hectárea, que ahora el Ayuntamiento estudia multiplicar por tres o por cuatro a cambio de dejar libre de edificaciones el perímetro del municipio. "Levantar sólo dos viviendas por hectárea supondría un coste muy elevado para los constructores y también una inversión poco rentable para el Ayuntamiento a la hora de dotarlas de todos los servicios públicos", mantiene Joan Borrell.
El inevitable incremento de población que experimentará el turístico municipio en los próximos años deberá ir aparejado con la construcción de un gran aparcamiento disuasorio que podría conectarse con el municipio a través de una red de autobuses o de un tren lanzadera. El consistorio plantea pasar de las actuales 400 a 1.500 plazas de aparcamiento. De esta forma se pretende evitar la saturación de vehículos que se produce durante el verano y otros periodos de vacaciones.
Cadaqués, inspirándose en medidas que se han tomado en otros municipios turísticos como Portofino (Italia), también considera complementar este gran depósito de vehículos con la restricción del tráfico en el casco antiguo y permitir la circulación sólo a los residentes.
Todas las modificaciones urbanísticas deberán esperar las disposiciones del Plan Director de la Costa que debe redactar la Generalitat.
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