El Kurdistán aspira a decidir el futuro de Irak tras las elecciones
18 partidos crean una lista única para controlar una cuarta parte de los escaños
Los grupos políticos kurdos -encabezados por el Partido Democrático del Kurdistán (PDK) y la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK)- han decidido concurrir unidos a las primeras elecciones en Irak tras la caída del régimen de Sadam, previstas para el próximo 30 de enero, con el propósito de controlar más de una cuarta parte de los escaños. Dieciocho partidos -que reúnen a los principales sectores políticos, sociales y religiosos del norte de Irak- aspiran a decidir el futuro del país con una representación que será decisiva en la nueva Asamblea constituyente.
"Los kurdos somos los que estamos mejor preparados para el voto", dice un dirigente
"Nosotros los kurdos somos los que estamos mejor preparados y no tenemos ningún problema para que las elecciones se celebren en la fecha prevista o se aplacen durante un tiempo razonable, si así lo deciden las otras comunidades de Irak", asegura en una entrevista mantenida el pasado martes en su despacho oficial Yamal Yussef, líder de la UPK en la provincia de Dohuk, la más septentrional de las que conforman el Kurdistán iraquí. En nombre del movimiento dirigido por Yalal Talabani, señor kurdo de Suleimaniya y Kirkuk, Yussef hace así un guiño a los partidos suníes. Los kurdos parecen dispuestos a aplazar los comicios con tal de que los suníes -que apoyan mayoritariamente el boicoteo a las urnas decretado por los grupos insurgentes- estén presentes en el nuevo Parlamento y contribuyan a formar un frente de bloqueo contra a la todopoderosa lista única chií. Con cerca del 60% de la población adscrita a esta corriente del islam, y hegemónicos en el sur del país, los chiíes serán previsiblemente la fuerza más numerosa en el nuevo panorama político iraquí, si las elecciones se celebran finalmente dentro de cinco semanas, como parece empeñada en conseguir a toda costa la Administración del presidente George W. Bush.
"Nosotros ya celebramos elecciones en 1992 para constituir el Parlamento Regional del Kurdistán y elecciones municipales en 2002", precisa el responsable de la UPK en Dohuk. "Tenemos experiencia política y confiamos en que el 100% de los votantes kurdos acuda a las urnas; por esa razón nuestro horizonte es controlar 76 escaños, en un Parlamento integrado por 275 diputados", agrega Yussef.
Después de la represión lanzada por Sadam Husein a partir de 1988 contra los kurdos -un programa de bombardeos, eliminación sistemática de disidentes y traslados masivos de población para arabizar Irak, bautizado como Anfal- y de la derrota del régimen baazista en la Guerra del Golfo, en 1991, los grupos políticos del Kurdistán iraquí sentaron las bases de su autogobierno. La zona de exclusión aérea, el paraguas de protección ofrecido por la aviación militar de EE UU y el Reino Unido al norte del paralelo 36, libró a los kurdos de la amenaza de Sadam y tanto el PDK como la UPK se apresuraron a celebrar las primeras elecciones regionales del Kurdistán iraquí. Un sueño de autonomía política que duró poco a causa de las disputas internas entre ambos partidos por el control de los recursos económicos del territorio, que desembocaron en una guerra civil kurda entre 1994 y 1998. Y aunque el Kurdistán iraquí sigue dividido de hecho en dos administraciones independientes -una en Erbil, en manos del PDK, y otra en Suleimaniya, en manos de la UPK-, ambos partidos aceptaron en 2002 reactivar de forma provisional el Gobierno autónomo.
La aparente seguridad del Kurdistán iraquí, un territorio que, no obstante, se ha visto golpeado por sangrientos atentados con coches bomba, es, según sus líderes políticos, la principal garantía para el éxito de los comicios en su zona de influencia. El nivel de desarrollo económico y de infraestructuras, sin parangón en el actual Irak, después de 13 años de autogobierno, también supera al del desértico sur del país, abandonado a su suerte durante décadas por el régimen baazista. "Sólo la nieve y el frío pueden condicionar la votación en nuestro territorio, pero los kurdos estamos habituados a vivir en las condiciones más difíciles", reconoce Yussef.
Los kurdos de Irak también quisieron fundar su propio Estado tras la I Guerra Mundial, pero las tropas británicas, que controlaron de hecho el país y sus recursos petrolíferos hasta 1958, sofocaron las sucesivas rebeliones del jeque Mahmud Barzinji y del clan de los Barzani, una saga de líderes kurdos que aún hoy se mantienen en el poder en Irak. Kadir Kajeh, representa a su grupo político, el PDK, en Dohuk. Antiguo jefe de las milicias nacionalistas kurdas -los peshmergas, en kurdo: "los que están dispuestos a morir"-, Kajeh sostiene que "los kurdos de Mosul también van a poder participar en las elecciones del 30 de enero". La principal ciudad del norte de Irak, con cerca de un millón de habitantes, cuenta con un sector en la orilla izquierda del río Tigris protegido por los peshmergas del PDK y la UPK.
Bajo una fotografía del líder histórico Mustafá Barzani, abuelo del actual jefe del PDK, Massud Barzani, Kajeh sostiene que los kurdos iraquíes están "empeñados en que se celebren elecciones democráticas y libres". "Nuestro problema", admite el responsable político de Dohuk, "es que los países vecinos tienen problemas con su población kurda".
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