Visita sorpresa del secretario de Defensa a Mosul y Faluya
El secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, visitó el viernes por sorpresa a las tropas estadounidenses destacadas en las ciudades iraquíes de Mosul y Faluya. En el ojo del huracán de las críticas en Estados Unidos por su gestión de la posguerra pero aplaudido por los soldados, Rumsfeld les aseguró que la guerra podía ser ganada y les expresó su "respeto" por su entrega en el esfuerzo bélico. También dijo que estaba haciendo todo lo posible por mejorar sus equipos.
Rumsfeld inició su viaje secreto en Mosul, donde entregó decenas de corazones púrpuras -la medalla norteamericana que se concede a los heridos en combate- a los soldados que resultaron heridos en el ataque suicida contra una base militar el pasado martes, e hizo una breve escala en Tikrit, la patria chica de Sadam Husein, antes de llegar a Faluya. En esta ciudad situada al oeste de Bagdad murieron 80 marines y más de 1.600 iraquíes durante la ofensiva que el Ejército de Estados Unidos lanzó a comienzos del pasado noviembre. Ante un grupo de unos doscientos marines, Rumsfeld afirmó: "La búsqueda de la libertad hace avanzar a la historia de la humanidad y vosotros estáis en el lado correcto de la historia".
Horas antes, en uno de los viejos palacios de Sadam en Mosul, se dirigió en estos términos a un centenar de soldados: "Estoy profundamente agradecido a todos vosotros. Dentro de 10, 20 o 30 años volveréis la vista atrás y sabréis que habéis formado parte de algo muy importante. Os respeto. Os deseo a todos feliz Navidad".
Ganar la guerra
Sobre el conflicto, el jefe del Pantágono manifestó su confianza en que la guerra contra la insurgencia va a ser ganada por las tropas norteamericanas y reconoció no tener ninguna duda de que "esos tipos de Faluya [los iraquíes que se oponen a la ocupación de EE UU] huyeron a Mosul" tras la ofensiva de noviembre.
El viaje a Irak de Rumsfeld, que concluyó en Bagdad, donde se entrevistó con el presidente interino iraquí, Ghazi al Yauar, se inscribe en su intento de dar un giro a su estilo para intentar demostrar su propia sensibilidad ante los caídos en Irak. Hace unos días, en una rueda de prensa, dijo: "Me entristece pensar que alguien pueda tener la impresión de que yo y los demás aquí hacemos otra cosa que no sea trabajar para asegurarnos de que las vidas de los hombres y mujeres que luchan en la guerra están protegidas con todos los medios humanamente posibles".
En la capital iraquí el jefe del Pentágono visitó un hospital donde se recuperan de sus heridas soldados estadounidenses e iraquíes, antes de cenar en una base militar de las proximidades. Rumsfeld aseguró que comparte "profundamente" el pésame de quienes pierden a un familiar en la batalla.
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