Golpe de Estado

La intromisión de un miembro del Gobierno valenciano en la sesión de miércoles 22 de diciembre de la Acadèmia Valenciana de la Llengua para impedir con amenazas un pronunciamiento sobre la denominación valenciano/catalán y el reconocimiento explícito de la unidad del sistema lingüístico catalán-valenciano-balear constituye un intolerable abuso de poder y una acción autoritaria contra la ciencia y la libertad de expresión de la institución. Es un hecho insólito e intolerable en una sociedad abierta y democrática, sólo comprensible en un régimen dictatorial y autoritario.

No puedo imaginar que una acción parecida tuviera lugar en la Academia Española de la Lengua o en la Académie des Sciences de París. Impedir que la AVL se pronunciara en un asunto científico de su competencia, que afecta a la proyección europea de nuestra lengua, y hacerlo por pura manipulación y por sacar partido de un conflicto construido artificialmente es de una vileza moral, política y científica que tiene que recibir la más radical condena contra sus actores. El Partido Popular muestra un talante autoritario inadmisible contra el que no le conviene, pasando a bulto de la razón. Cuando a un Gobierno no le gusta lo que dicen las instituciones, la ciencia o la sociedad civil tiene dos opciones: respetarlas y tomar nota, o derrocarlas autoritariamente. Hoy es un día de luto para la sociedad valenciana.- Josep Lluís Barona. Departamento de Historia de la Ciencia, Universitat de València.

El 19 de diciembre de 2003, la Acadèmia Valenciana de la Llengua aprobó casi por unanimidad elaborar un dictamen sobre la denominación de la lengua. Ahora el Gobierno valenciano (que creó hace 6 años la citada institución) maniobra, presiona y se cisca en ella hasta dejarla en trance de desaparecer. No es la oposición, no son los radicales, no son los antisistema de siempre; es el mismo Gobierno valenciano que tanto se queja de injerencias y chantajes exteriores. Lamentable. Incalificable. Irresponsable. Deplorable. Imperdonable. Despreciable. Miserable. Intolerable. ¡Reemplazables.