El Betis confunde y gana

Joaquín es una persona muy fácil de leer en sus intereses. El Betis eligió los días previos al derby con el Sevilla para hacer correr por las bocas de toda la ciudad el rumor de que el joven extremo tenía todas las papeletas para irse al londinense Chelsea. Anunciar el debilitamiento evidente del equipo justo antes de un encuentro -tal y como lo definió un futbolista del Sevilla días atrás, de los que "te soluciona medio año"- es, cuando menos, peculiar. Las filtraciones se habian encargado de decir que el equipo inglés desembolsaría casi 41 millones de euros, e incluso más. Con lo que se dejaba el fichaje de José Antonio Reyes por el Arsenal (15 millones fijos y varios más si el equipo logra triunfos con el ex sevillista en la alineación regularmente) a la misma altura del betún.

El goleador de la noche dejó claro ayer que es uno de los mejores futbolistas de España

El presidente del Betis, Manuel Ruiz de Lopera, intentó dejar todas las interpretaciones abiertas. Lo mismo que Joaquín que, desde que saltó el rumor de su posible venta, ha jugado los dos mejores partidos del curso de largo y es posible que hasta de algunos más. Y Joaquín es más transparente que Lopera.

En el derby, Joaquín hizo un buen par de jugadas, buenísimas, y teatralizó su amor al club de Heliópolis con uno de esos besos al escudo tan fotogénicos. Ayer salió al campo con ganas de comérselo, con sus ocupantes incluidos si hacía falta. Un carácter que, unido a sus calidad congénita, hacen de él un jugador impresionante. Pero esto sólo pasa muy de vez en cuando, sobre todo cuando juega en casa, luego el disfrute de los aficionados tuvo ayer en pincipio un tinte de tristeza. El esfuerzo de Joaquín no es gratis, saca su motivación en momentos puntuales. Casi siempre sus carreras significan que hay por medio algún motivo, alguna circunstancia determinada. La grada del Ruiz de Lopera adora a Joaquín. Lo llaman carisma. Pero pocos ignoran que su esfuerzo suele llegar por alguna razón especial.

El extremo gaditano contó ayer con la colaboración de Sergi, que dio muestras suficientes de estar en la cuesta abajo de su carrera deportiva. A los siete minutos, Joaquín marcó un gol que le dejó a placer Edú, tras una colada en diagonal de mérito.Ahí empezó su festival.

En otra jugada, esta vez por la derecha del ataque verdiblanco, Joaquín dejó de nuevo en evidencia a Sergi y aprovechó para humillar a su vez a Perea. Se coló, pero a Arzu le temblaron las canillas y, en vez de chutar el centro de Joaquín, optó por un incómodo centro a Fernando que tan sólo pudo tirarla mansa para que la atrapara Leo Franco.

El Atlético comenzó con buenas maneras, pero se esfumaron tan pronto como Salva no supo qué hacer con una de esas pelotas que parecen diseñadas para un guerrillero como él. La dependencia del equipo de Fernando Torres y el tempranero gol de Joaquín pudo con el juego atlético, que sacrifica el juego de su medular con demasiada ligereza, que pone el pelotazo en la zona en la que vive Torres con demasiada frecuencia y escasa pertinencia. Parece que eso está disculpado, que está siempre bien, que no hay un verdadero plan alternativo.

Por su parte, los béticos Assunçao y Arzu demostraron con su participación lo que le falta a este equipo. No hay creación ninguna y si Edú u Oliveira -o recientemente, Joaquín- no están para nada. Pues eso, no hay nada. La apatía de Arzu y la lentitud de Assunçao hicieron aún más grande el partido de Joaquín.

En la segunda mitad, el Atlético se sacudió un poco el aire de ceremonia de homenaje y se fue a por un equipo que tan sólo había demostrado tener a un hipermotivado jugador dentro de un conjunto descompensado. Como quien no quiere la cosa y gracias a que el Betis no tiene centro del campo -lo de Assunção es de analista-, el Atlético se hizo con el partido. Pablo mandó un balón al poste, y Salva, al lateral por muy poco.

Aún así, hubo poco fútbol. Los madrileños sacaron a Mussampa por Sergi y a Perea por Paunovic. Mientras, Llorenç Serra Ferrer quitó a Fernando y sacó a Cañas e intercambió a los laterales Tais y Valera. Ahí queda todo dicho. Serra Ferrer no se va ningún lado y no tiene porqué reinventarse para alimentar el mito. Como no se va, apostó a chica, a mantener el resultado.

El entrenador bético quitó a Joaquín -el mejor ayer-. La imagen que ofreció el Betis tras la salida del gaditano es de echarse a temblar. El Atlético, con las ideas justitas, les hizo sufrir todo lo sufrible. Joaquín, inconstante o vagoneta, dejó ayer claro que es uno de los mejores de España.