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Columna
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El belén de 2004

A lo tonto, a lo tonto ya estamos en Navidad. La culpa la tiene el lehendakari. No contento con darnos la turrada durante todo el año se ha propuesto darnos también el turrón, vamos que va a plantar una pica en plenas navidades con un último careo -hoy- y la votación del falaz Nuevo Estatuto el día 30, seguramente para que el respetable esté a las uvas y al Jijona y no se tome a pecho la previsible derrota del famoso plan. Visto lo visto, a uno le entran dudas de si no habría sido mejor que hubiera escogido para tan grandioso evento el Día de los Inocentes, pero doctores tiene la iglesia, etcétera. Lo que sí está claro es que el belén de este año nace con mucho plan. De entrada, ahí están los Tres Reyes Magos, o sea el tripartito, siguiendo como locos la estrella (o estrellada) de Ibarretxe con su cola que dice "Llame ahora y no pague hasta el año que viene", a menos que dijera que hay que salirse del belén. Y ahí van persiguiendo la quimera Josu Jon con un disfraz de Melchor que le queda bastante grande porque para eso es tan pajarito, Gaspar Llamazares, digo Madrazo, travestido de Gaspar con el incienso, o sea, haciendo la pelota, y, por último, con el pelo afro y el rostro embetunado salta sobre su corcel Begoña Errazti, la Baltasar afroindependiente.

En los bordes del belén hay un nacimiento alternativo protagonizado por Arzalluz, que metido en sayas de angelote trata de avisar a unos gañanes cejijuntos de que "viene criatura", como ya hizo años atrás cuando era alguien. Le disputa el espacio Arnaldo Otegi, que, con modos de querubín, intenta hacer lo propio esgrimiendo la pancarta de "viene velódromo". Metidos ya en harina, que suele ser la sustancia con que se recrea la nieve en los belenes, vemos al ángel de verdad gravitando sobre una hoguera a cuyo alrededor hay varios pastorcillos -uno muy calvo- y pastorcillas expectantes y juguetones-juguetonas. El ángel podría llamarse Eguiguren, a juzgar por el mensaje de "Un estatuto nuevo (y vasquista) os doy" que trae bajo el brazo y al que EITB le cambió el constitucional Euskadi por el abertzale Euskal Herria cuando lo citó, se supone que textualmente, en el Teleberri (¿por qué será?). Ya en el camino podemos ver al grupo de las Vogueministras cantando: "Las muñecas de Famosa se dirigen al portal..." mientras del arroyo próximo salen quejas acerca de la cuota de anchoas y el entierro de la sardina, quiero, decir del talante.

Sí, porque el ambiente está crispado, vamos que, se ha armado el belén, por eso la charca de las ranas está representada por la Comisión del 11-M, una charca que, según dicen, sufre un toque polaco. En otra charca no identificada, pero que podría ser de cava, chapotea un tal Carod cantando aquello de "pero mira cómo beben los peces en el río, pero mira cómo beben por ver a Dios nacido"; claro, que los comentaristas más críticos aseguran que se trata de un himno de autoalabanza ya que se sabe Dios en lugar de Dios al poder regirle el destino. Por cierto, de musgo sigue Jonan Fernández. Nuestros escolares no están en el belén porque se hallan a la cola del mundo.

En cambio, sí se puede ver al señor Aznar sirviendo de felpudo. Por aquello de la paridad, este año en lugar de cagoncillo hay cagoncilla y da la impresión de que se llama Enriqueta. Como vendedor de pavos podemos ver a Bono, y de músico, con el permiso del hijo del acordeonista, a Moratinos interpretando La virgen lava pañales, un conocido villancico venezolano. Por fin, en el Nacimiento o Misterio vemos al lehendakari que hace de mula, por su tozudez y para tratar de insuflarle al Niño aliento soberanista, y a Madrazo de buey (debido a su doblez puede estar en dos sitios y por sumiso pide lo mismo que la mula). De niño Jesús no podía estar sino Zapatero porque se ha nacido a sí mismo, aunque, como es precoz, balbucea todo el rato la palabra "masivo". Su madre musita algo acerca de iglesias tenebrosas y su padre algo acerca del Estatut. Sobre el tingladillo corre un letrero que dice: "No se depriman, sólo es Navidad".

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