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Reportaje:CONGRESO DEL PP DE ALICANTE

El desenlace del combate de Elche

Los populares cierran un ciclo marcado por la pelea a golpes entre militantes ilicitanos

Campistas y zaplanistas han llegado extenuados al congreso de Altea, la "madre de todas las batallas", según lo definió el alcalde de Alicante, el campista Luis Díaz Alperi, antes del congreso regional de noviembre. El cónclave que ayer se cerró con la abrumadora victoria zaplanista ha sido el más polémico de todos los realizados hasta ahora por el PP en la Comunidad Valenciana.

La controversia que ha envuelto el proceso congresual comenzó a principios de octubre, el día en que el PP proclamó en Madrid a Mariano Rajoy presidente nacional del PP. Una terna campista liderada por los alcaldes de Alicante, Torrevieja y Crevillent, Luis Díaz Alperi, Pedro Ángel Hernández Mateo y César Augusto Asencio, respectivamente, y el delegado del Consell en Elche, Manuel Ortuño, anunciaron la apertura de sedes de respaldo a Francisco Camps en las ciudades de Alicante y Elche. "No nos fiamos de Ripoll ni de los que están con él", dijo entonces Díaz Alperi.

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El verano ya había calentado los ánimos entre campistas y zaplanistas. El 28 de julio un nutrido grupo de diputados autonómicos alicantinos plantaron al presidente Camps con su inasistencia en las Cortes a la presentación del proyecto de inversiones de la Generalitat. Y el 17 de agosto, Ripoll amenazó con llevar al juzgado unas resoluciones del Consell que relevaban a consejeros zaplanistas de la Ciudad de la Luz.

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Ahora que el equipo de Camps ha fallado en Alicante surge en esta provincia una segunda vía campista, más moderada, que opina que el presidente regional no ha elegido bien a sus apóstoles en Alicante. Según miembros de esta vía, integrada por algunos alcaldes de poblaciones medias y militantes, los regidores citados tienen más vocación de mantener sus parcelas de poder que de luchar por los intereses del partido y de su presidente regional.

El anuncio de la apertura de sedes paralelas en Alicante irritó a la dirección del PP, en manos del zaplanista Julio de España, quien se consideró insultado y anunció expedientes disciplinarios a los líderes campistas.

Desde entonces se produjo una escalada de tensión que tuvo su punto álgido el 22 de noviembre en Elche, un día después del congreso que eligió presidente regional del partido a Francisco Camps. Ese día se elegían los compromisarios al congreso provincial celebrado ayer en un puñado de ciudades y pueblos donde había más candidatos a compromisarios que puestos a elegir.

En Elche la barrera de las diferencias dialécticas se rompió a puñetazos. Partidarios de Zaplana y Camps se enzarzaron a golpes y empujones, en medio de un fuerte clima de tensión en el que se rompieron las urnas y que, finalmente, motivó la intervención de la Policía. El secretario regional de Organización, Enrique Crespo, suspendió la votación. Crespo se retractó a las tres horas, por orden del secretario general del PP, Ángel Acebes. Se votó, pero la urna acabó en la comisaría.

El PP de Elche siempre ha estado envuelto en disputas internas. Y en esta ocasión, los campistas, liderados por el subdelegado del Consell, Manuel Ortuño, mantuvieron una cruenta batalla con los zaplanistas, aglutinados en torno al grupo municipal que encabeza Josefa Martín, y la gestora local.

Nada más abrir las urnas para la elección de los 94 compromisarios que corresponden a Elche, una discusión sobre la oportunidad o no de que los periodistas accedieran al interior del local donde se celebraba la votación derivó en un enfretamiento físico entre militantes de ambas facciones. La pelea acabó con decenas de personas por los suelos y un militante llegó a destruir las urnas. El tumulto obligó a la intervención de la Policía Nacional.

La votación se realizó, entre más amagos de peleas, y la única urna que salió indemne de la trifulca, a petición de los zaplanistas, acabó en comisaría. En la comisaría también acabaron el delegado del Consell en Elche, Manuel Ortuño, y la gestora del PP encabezada por Josefa Martín. El primero, para presentar denuncia por falsedad en documentos y la segunda, por amenazas y coacciones. Estas denuncias siguen sin resolverse al cierre del cónclave provincial.

La pelea de Elche hizo mucho daño al PP. El mensaje sobre la supuesta unidad y cohesión alcanzada por los populares valencianos tras el congreso regional de Castellón quedó arruinado, y el complicado acuerdo para el cónclave de Altea, hipotecado.

Muchos dirigentes y militantes de ambas facciones del PP creen que el congreso de Altea se ha cerrado en falso. El alcalde de Alicante, uno de los grandes derrotados en el cónclave de ayer, verá limitada su capacidad de mando en el equipo municipal de gobierno tras reforzarse el poder de José Joaquín Ripoll, también concejal en Alicante.

Después de las fiestas navideñas, los concejales zaplanistas en el Ayuntamiento de Alicante comenzarán a realizar peticiones que Luis Díaz Alperi tendrá que aceptar si quiere mantener la alcaldía de la capital. La primera de ellas, según avanzó ayer un concejal zaplanista: que no tome decisiones importantes sin contar con todo el grupo.

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