Estable y equilibrado
El C4 supone un gran salto de calidad respecto al Xsara y ofrece un equilibrio de conjunto muy logrado que le sitúa entre los mejores coches de su tamaño. No entusiasma por nada en especial, pero se conduce enseguida con la máxima naturalidad, no cansa y tampoco presenta ninguna carencia destacable. Sorprende sobre todo el funcionamiento armónico de la mecánica (cambio, motor y suspensiones), que incluye un tacto preciso y refinado, y una calidad de rodadura sobresaliente. Y estas virtudes se aprecian ya en las versiones más asequibles, como la de la prueba, que transmiten una agradable sensación de solidez y seguridad.
Un motor sorprendente
El nuevo Citroën estrena una nueva versión del motor 1.6 HDi, con 92 CV, que se suma a la de 110 CV. Es un propulsor muy moderno y compacto fabricado en aluminio que cuenta con los últimos avances. Y como versión básica de gasóleo representa una alternativa rentable e interesante: a pesar de su baja cilindrada ofrece un rendimiento sorprendente y unas prestaciones más que suficientes para la mayoría de los usuarios.
Esta versión responde con fuerza y suavidad desde el ralentí, empuja con garra a medio régimen y se estira con alegría hasta las 4.000 revoluciones. Y con la ayuda de un cambio de cinco marchas de accionamiento cómodo y muy bien escalonado, mueve el peso con mucha soltura y se desenvuelve con brío en todas partes: ciudad, carretera y autopista. Así, resulta muy cómodo y manejable en el tráfico urbano, mantiene el ritmo en los viajes y las subidas sin perder velocidad, y acelera con suficiente nervio para adelantar sin apuros, al menos si se elige la marcha idónea. Además es refinado y silencioso, y sólo se oye más de la cuenta cuando se acerca a las 4.000 revoluciones. Pero lo mejor sin duda es que corre bastante y gasta muy poco: menos de seis litros en conducción suave y por debajo de ocho en ciudad o cuando se estiran las marchas.
Cómodo y preciso
La combinación entre una buena aerodinámica, un chasis rígido, unas suspensiones bien regladas y una dirección impecable aporta al C4 un comportamiento dinámico muy equilibrado, seguro y confortable. Lo primero que destaca es la calidad de rodadura, porque filtra muy bien los baches y viaja como si se deslizara sobre el asfalto. Y lo logra con una suspensión convencional que resulta confortable y eficaz a la vez. Además tiene una dirección muy bien reglada que obedece con gran precisión y aplomo sin provocar reacciones nerviosas. Y aunque los frenos, con ABS, están a la altura del resto, no incluye de serie el ESP, una opción imprescindible (550 euros).
A pesar de ello, el C4 ofrece una conducción fácil y relajada al alcance de todos los públicos, y, sobre todo, una buena estabilidad, tanto en trazados virados como en los más rápidos, con un aplomo notable y una gran consistencia.
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