Un futuro universitario para Andreea
Más de 3.000 alumnos extranjeros sin permiso de residencia estudian el bachillerato en España sin la garantía de recibir el título tras aprobarlo
Andreea Stamate es una alumna brillante, de ésas que la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid califica como excelentes. Cursa segundo de bachillerato artístico en un instituto público de Parla. Su profesor de dibujo, Rafa, enseña orgulloso los trabajos de Andreea: figuras de cera, dibujos con carboncillo, a lápiz. "Tiene mucho talento", asegura. Lo que peor se le da, aunque aprueba, es la asignatura de lengua. Es rumana y hasta el año pasado, cuando llegó a Madrid y empezó a cursar primero de bachillerato, no hablaba ni una palabra de español. Quiere estudiar Bellas Artes en la universidad, pero la Comunidad de Madrid no le dará el título de bachillerato, aunque apruebe todas las asignaturas con buenas notas, porque no tiene papeles en regla.
El nuevo reglamento de la ley de extranjería permitirá graduarse a los menores de edad
El año pasado, Andreea se matriculó en el instituto mostrando únicamente su pasaporte. Cuando llegó la convalidación desde Rumania, sus notas, con más de 8,5 de media, fueron oficiales. Pero cuando fue a matricularse para este curso 2004-2005, las instrucciones de la Consejería se lo impedían por carecer de papeles. Educación explicó que simplemente aplicaba la ley de extranjería, que sólo asegura la escolarización a menores sin papeles en la etapa obligatoria (hasta 4º de ESO). Sin embargo, en otras instrucciones posteriores, la consejería madrileña permitió matricularse a los inmigrantes sin papeles que hubieran cursado en España el curso anterior. Pero advertía: esa matrícula era provisional hasta que los alumnos consiguieran los papeles; sin ellos, no conseguirán el título de bachillerato.
La primera posibilidad de Andreea, que cumplió 18 años en febrero, para regularizar su situación es conseguir el visado de estudios. Esto requiere volver a Rumania a tramitarlo en el consulado español y demostrar que sus padres pueden mantenerla mientras estudia en España. Esto es imposible porque tampoco tienen papeles. Además, "el visado tardaría cerca de un año", señala el director del instituto de la joven, Ángel Humanes. Y el tiempo apremia: en mayo el centro tiene que enviar la relación de alumnos que realizarán las pruebas de acceso a la universidad.Conseguir el número de identificación de extranjero (NIE) en una comisaría de Policía mostrando la matrícula provisional, la otra posibilidad que contempla la consejería, tampoco es posible, afirman desde el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
En España hay entre 3.000 y 4.000 jóvenes extranjeros sin permiso de residencia que estudian bachillerato o formación profesional, según CC OO. En el borrador del nuevo reglamento de la ley de extranjería aparece una disposición adicional que permitirá a las comunidades autónomas matricular y conceder el título en estas etapas a los menores de edad que aporten simplemente el certificado de empadronamiento en un municipio.
Andreea ya es mayor de edad. El Ministerio de Trabajo explica que la ley de extranjería que seguirá en vigor -sólo se va a cambiar el reglamento- únicamente asegura la educación a los inmigrantes sin papeles en la etapa obligatoria y hasta los 18 años.
Según expertos en este reglamento, en los casos en que el alumno alcance la mayoría de edad antes de terminar el curso, la concesión del título quedaría a expensas de la interpretación de la normativa que haga la comunidad autónoma. Esto se extiende al acceso a la universidad, la formación profesional de grado superior (a la que se accede con el título de bachillerato) y la educación de adultos, y deja la situación prácticamente como estaba. Miguel Recio, jefe de estudios de CC OO, recuerda que "el año de referencia para cursar 2º de bachillerato es en el que se cumplen los 18 años".
Así, la única oportunidad de Andreea es conseguir el permiso de residencia. Aunque sus padres (trabajador de la construcción él, y empleada doméstica ella) consigan este permiso con la entrada en vigor, previsiblemente en enero, del nuevo reglamento, ella no lo conseguirá automáticamente porque ya es mayor de edad. Sus padres tendrían que solicitar la reunificación familiar, que no llegaría hasta "febrero o marzo de 2006, con suerte", señalan las mismas fuentes. La solución posible, única que llegaría a tiempo para que Andreea realizase al final de este curso las pruebas de selectividad, es que consiga ella misma el permiso de residencia a través de un contrato de trabajo.
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