"EE UU debe ser más creativo para solucionar la crisis nuclear norcoreana"
El ex primer ministro surcoreano Lee Hong-koo asegura en una entrevista realizada en Madrid que "en Corea del Norte no puede haber una invasión como la de Irak porque todos los países de la zona lo impedirían. Lo que se necesita es imaginación, flexibilidad y creatividad por parte de EE UU para resolver la crisis nuclear" desatada por el régimen de Kim Jong Il. Lee sostiene que la situación "se ha deteriorado en los dos últimos años", en los que la ruptura de las negociaciones ha sido aprovechada por Pyongyang para aumentar su capacidad armamentista desde dos hasta ocho bombas atómicas.
Tras lamentar la dimisión del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, Lee confía en que en este segundo mandato de George W. Bush "habrá una mayor implicación de la Casa Blanca y un mayor esfuerzo diplomático" por resolver una crisis que ha dejado de tener un carácter regional para adoptar una dimensión mundial. Según Lee, "ahora se abre una nueva etapa en la que Washington debe crear su propio consenso entre potencia militar y poder diplomático para actuar frente a Corea del Norte y ganarse el apoyo de la comunidad internacional. En Irak ha probado sin éxito la vía militar, esperemos que en Corea triunfe con la vía diplomática".
"Nosotros pedimos a EE UU paciencia y a Japón y China que trabajen con nosotros para llegar a una solución pacífica", afirma el ex jefe del Gobierno surcoreano (1994-1995) y viceprimer ministro para la Unificación en dos ocasiones. Lee destaca que la guerra de Corea (1950-53) dejó una huella tan profunda en la población que existe un "consenso general" para impedir que haya otro enfrentamiento. En este sentido, señala que para Seúl no sólo es importante solucionar el problema nuclear, sino también la posibilidad de una guerra convencional.
"La división de la península coreana es el único gran problema que queda de la guerra fría y se necesita voluntad e imaginación para resolverlo", añade. Según Lee, la "frustración" ante la incapacidad de adaptarse al ritmo vertiginoso de cambio que se produjo en el mundo tras la caída del muro de Berlín y el desarrollo emprendido por China y los países del sureste asiático fue la que inclinó el régimen de Pyongyang por la aventura nuclear como método para "aglutinar y aunar a las masas".
En cuanto al reciente informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) de que Seúl enriqueció uranio en el año 2000 hasta un nivel próximo al que se necesita para la fabricación de bombas nucleares, Lee dice que no tiene "información privilegiada" al respecto e indica que puede ser "consecuencia" de que hace 40 años tanto el Norte como el Sur consideraban que "la opción nuclear era el futuro" y centraban en ella su rivalidad. Subraya, sin embargo, que el OIEA debe realizar una "investigación exhaustiva" sobre las actividades nucleares de Seúl que supondrían una "clara violación" del Tratado de No Proliferación nuclear y de los compromisos bilaterales alcanzados en 1989 para mantener la península coreana libre de armas nucleares.
Lee se declara convencido de que la mejor forma de acabar con la crisis nuclear es impulsar la apertura del Gobierno de Kim Jong Il, a través de reconocer su régimen y facilitarle mayor ayuda económica. Además, EE UU debe promover la cooperación de Rusia, China y Japón con el conflictivo vecino, lo que unido al "liderazgo conjunto" de Washington y Seúl puede arrancar a Pyongyang "los compromisos que fuercen el cambio".
"El problema es que incluso entre nosotros no existe un criterio común sobre cómo actuar frente a Pyongyang. Unos son partidarios, al igual que Washington, de ejercer mayores presiones, mientras que otros consideran que más presión significa mayor aislamiento y más posibilidad de guerra", señala uno de los mayores expertos de su país en cuestiones intercoreanas. "Mientras haya confrontación no podrá hablarse de reunificación", afirma Lee, que indica que la experiencia de Alemania determina la conveniencia de impulsar un proceso de reunificación "paso a paso".
Según Lee, la decisión anunciada por Washington de reducir en 12.500 soldados su contingente de 37.000 hombres destacados en Corea del Sur se ha tomado en un "momento poco apropiado", por la señal equívoca que puede enviar a Pyongyang.
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