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El presunto asesino del Putxet rechaza las pruebas que le incriminan

El acusado afirma que no fue al aparcamiento los días de los crímenes

Juan José Pérez Rangel, el presunto asesino del doble crimen del barrio del Putxet de Barcelona ocurrido en el mes de enero de 2003, rechazó ayer al inicio del juicio contra él la veracidad y la validez de las pruebas que le incriminan. El acusado negó que estuviese en el aparcamiento cuando ocurrieron los asesinatos de las dos mujeres y explicó que en esos días había quedado con dos señoras rusas de una agencia matrimonial.

Ni la fiscal del caso ni ninguno de los dos abogados de las acusaciones preguntaron ayer a Pérez Rangel de manera directa si cometió los crímenes de las dos mujeres ni qué relación tenía con ellas, ni por qué pudo actuar así. En todos los casos se limitaron a interrogarle sobre las supuestas pruebas que incriminan a Pérez Rangel y éste lo negó todo. Fue al final del interrogatorio, cuando el abogado defensor, José Rey, preguntó a su cliente de manera directa: "¿Usted tiene alguna relación con los hechos?". La respuesta fue "no, ninguna".

Pérez Rangel, que ahora tiene 26 años, respondió sin titubeos y sin inmutarse y si alguna pregunta de las acusaciones le comprometía directamente se limitó a decir: "Prefiero no contestar". La fiscalía solicita para él penas que suman 48 años de cárcel por el asesinato a martillazos y a cuchilladas de Maria Àngels Ribot, ocurrido el 11 de enero de 2003 en el aparcamiento del número 28 de la calle de Bertrán de Barcelona, y por el de María Teresa de Diego, ocurrido en el mismo lugar el 22 de enero.

La imputación del doble asesinato se basa, entre otras pruebas, en que el acusado fue captado por varias cámaras de vigilancia en los minutos posteriores a los crímenes en una estación de metro cercana al aparcamiento o en las oficinas bancarias a las que supuestamente acudió para extraer dinero con las tarjetas de crédito robadas a las víctimas tras asesinarlas salvajemente. Cuando se le exhibieron esas imágenes, Pérez Rangel negó ser él. También dijo que no telefoneó al marido de una de las víctimas para chantajearle, como sostiene el fiscal, y explicó su versión sobre por qué se encontraron junto a los cadáveres unas bolsas de basuras con sus huellas.

Las bolsas de basura

Pérez Rangel dijo que era porque en ese mismo aparcamiento guardaba una motocicleta que tapaba con esas bolsas para protegerla del polvo. Nadie insistió en que el vehículo lo aparcaba en la planta segunda y las mujeres fueron asesinadas en la planta quinta. La tesis de la fiscalía es que el grueso martillo empleado en los dos crímenes es de los que emplean los encofradrores y que Pérez Rangel lo consiguió porque su padre era albañil, pero éste negó que tuviese esa profesión. La acusación pública también sostiene que las bridas de plástico intervenidas en su domicilio son las que empleó para inmovilizar a las víctimas antes de asesinarlas, pero Pérez Rangel dijo que las utilizaba para atar los cables de la motocicleta. En cuanto a las zapatillas de deporte de Pérez Rangel manchadas con sangre de una víctima, según la fiscalía, el acusado dijo que la sangre podía ser suya o de su madre.

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En otro momento, el acusado también restó importancia al hecho de que se hubiesen encontrado anotaciones sobre vehículos y personas que entraban y salían del aparcamiento y dijo que lo hizo "por curiosidad". La explicación que dio Pérez Rangel es que cuando ocurrieron los dos crímenes él estaba en compañía de dos mujeres rusas que le había proporcionado una agencia matrimonial y por las que pagó unos 1.200 euros. También explicó que tenía una oferta de trabajo para rebatir el supuesto móvil de robo de los dos crímenes.

Juan José Pérez Rangel, en el banquillo.
Juan José Pérez Rangel, en el banquillo.JORDI ROVIRALTA

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