Ramírez, forzado a negociar la nueva dirección de Málaga
Joaquín Ramírez volverá a ser elegido presidente del PP de Málaga en el congreso del próximo domingo. Es el único candidato y reúne de sobra los apoyos suficientes, pero el cónclave no será un camino de rosas para el actual presidente, forzado a una difícil negociación con la dirección regional y con los distintos sectores del partido en la provincia para la conformación de su nueva ejecutiva.
Ramírez ha tenido que atender frentes más sólidos que las discrepancias que mantiene con el alcalde de la capital, Francisco de la Torre, aunque éstas hayan tenido más repercusión pública. Ramírez, que fue número dos en la candidatura de De la Torre y optó a la presidencia de la Diputación, de la que el PP quedó lejos, abandonó su acta de concejal el pasado junio, sin haber tenido ningún protagonismo porque el alcalde no quiso darle ninguna responsabilidad de área. De ese conflicto queda una importante fractura en el grupo municipal.
El alcalde, que durante un tiempo no descartó la posibilidad de auspiciar una candidatura alternativa en el congreso de la mano del ex subdelegado del Gobierno en la provincia Carlos Rubio, comprobó finalmente que no conseguiría los apoyos necesarios, y reclama una mejora en la "coordinación entre el grupo y el partido".
Ramírez ha anunciado un especial protagonismo en la nueva dirección de los alcaldes, con el reto mejorar la implantación en las zonas de interior de una provincia donde el PP cosechó en las generales y autonómicas de marzo sus peores resultados desde 1996.
