Asamblea internacional
Fausto Fernández, portavoz de IU en la Asamblea de Madrid, dice que una iniciativa del PP en el Parlamento autónomo sobre la caída del muro de Berlín "no aporta nada a los madrileños". No estoy de acuerdo. Cualquier iniciativa sobre el mundo y su historia es de un gran interés para Madrid. Tener tan hermosa sede parlamentaria para hablar sólo de vertederos, carreteras, transportes y viviendas y no escuchar las sabias reflexiones de nuestros representantes sobre política internacional y, en general, sobre el desarrollo de este nuestro mundo es reducir la importancia de la Asamblea. Seguramente usted, Fausto Fernández, no advierte que al ser esta Comunidad el punto de partida de una carrera que lleva primero a La Moncloa y después a la Casa Blanca se resta grandeza a este Parlamento si se antepone una discusión sobre la limpieza de las aguas del Jarama, a su paso por Titulcia, al análisis riguroso de lo que pasa en Ucrania. Usted me dirá que confundo las obligaciones de las universidades con las de los parlamentos, pero no está de más que un Parlamento, por muy regional que sea, y cuanto más regional mejor, se ocupe del cultivo de sus miembros y de proyectar pedagógicamente los conocimientos de sus diputados a la ciudadanía. Y no digamos cuando ese Parlamento se dedica a debatir sobre el término nación dentro de la Constitución.
Si lo hace es porque cuenta con expertos constitucionalistas y como Parlamento de la Comunidad que acoge a la capital del Reino de España tiene mucho que enseñar a esas otras regiones que intentan llamarse de otra manera para tocarnos las narices, cuestión ésta, la de las narices patrióticas de Madrid, que pasa a ser regional por muy española.
Y a España, señor Fernández, sí que no puede ser ajena la Asamblea que eligió presidenta de Madrid a Esperanza Aguirre, no para que fuera una líder regional, sino la abanderada de una recuperación que España necesita: un presidente del PP en La Moncloa, palacio del que fue la derecha desalojada en marzo de este año por medio de un misil teledirigido que nos ha dejado en una situación anómala; con la derecha en la oposición, donde si no sabe estar es porque no es su sitio, y la izquierda en el poder, donde nunca debería hallarse, gracias a los terroristas. Por eso, cuando a los madrileños nos ponen bombas en las gasolineras en un puente como éste, la presidenta, en lugar de mirar a la carretera de Extremadura, mira a Cataluña y nombra a Carod Rovira, mientras su vicepresidente pide a los socialistas que expliquen lo de las bombas y el terrorismo entra en campaña electoral. Si empieza a ver las cosas de esta manera, señor Fernández, entenderá que Madrid es mucho Madrid, y que si la presidenta Aguirre indica a sus compañeros que deben estar preparados para que haya elecciones generales cualquier día de éstos es porque no se organiza el Congreso regional de un partido para hablar de cuatro simplonerías domésticas que afectan a la vida de puebluchos, sino del camino al gran poder, que para eso el poder tiene su sede en Madrid.
Si la presidenta habla de esas elecciones que pueden darse una mañana de éstas no es porque de la repetición de elecciones tenga ella una provechosa experiencia, y le guste que se prodiguen, sino porque cuando salen mal las elecciones lo lógico es que vengan otras cuanto antes. Y en esa situación, señor Fernández, también deberían entender ustedes la situación de la presidenta de la Cámara regional y en lugar de reprocharle a la señora Dancausa que su agenda dependa de la calle de Génova, deberían comprender que así debe ser para que las elecciones que anuncia Aguirre y la grave crisis institucional que pronostica Acebes no los coja desprevenidos. No entender esto, que lo entiende hasta Carod cuando amenaza a Madrid si algo le sale mal a Cataluña, es no entender que esto no es una región sino el corazón de un Estado. Usted, señor Fernández, sigue pareciendo el alcalde que fue de Vaciamadrid, preocupado por temas de vecinos y necesidades de andar por casa, y no como la diputada del PP, Cristina Cifuentes, una mujer moderna que quiere que la Asamblea se pronuncie "sobre temas trascendentes para la sociedad occidental". Y, por supuesto, sobre la decisión de Zapatero de trasladar la sede de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones a Barcelona, que es un gran agravio para una Comunidad como la nuestra, tan falta de sedes de comisiones nacionales, y un gran problema para los vecinos de Vaciamadrid, por ejemplo.
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