La memoria de los brigadistas
El alcalde de Benicássim, Manuel Llorca, ha retirado del cementerio una placa en memoria de los brigadistas internacionales cuyos restos están depositados en ese recinto. Nuevamente se ha apelado a las consabidas sensibilidades ofendidas para volver a prácticas habituales en el franquismo: la eliminación insensible de cualquier signo de libertad y defensa de la democracia.Parece superfluo señalar que de
un Ayuntamiento democrático, gobierne quien gobierne, cabría esperar que buscara sus antecedentes históricos precisamente en quienes han luchado a favor del orden constitucional.
Los voluntarios internacionales de la libertad vinieron guiados por un ideal: defender la libertad y la legalidad democrática de los españoles y combatir al fascismo que amenazaba con extenderse por Europa y provocar una nueva guerra mundial. En esta empresa arriesgaron su vida y muchos la perdieron, constituyendo por su actitud altruista y generosa un ejemplo singular de solidaridad internacional en defensa de los mejores valores de la humanidad.
Son pocos los brigadistas que siguen vivos al día de hoy. Para todos ellos, como para todos sus compañeros, España es su segunda patria, la llevan en el corazón. A su vez, en la memoria democrática española, el recuerdo agradecido y emocionado de los internacionales se ha mantenido vivo a través de los duros años de la dictadura. Algo que se puso de manifiesto cuando en 1995 el Congreso de los Diputados, por unanimidad, concedió la nacionalidad española a los brigadistas internacionales, así como en el impresionante homenaje que se celebró en toda España en 1996 con motivo del 60 aniversario de su llegada a nuestro país. El Ayuntamiento de Benicàssim se sumó entonces también a ese homenaje. Desde entonces, los brigadistas han continuado viniendo a España siempre que han podido, con motivo de otros aniversarios o simplemente por el deseo de regresar a esta tierra que aman y que también es la suya.
La retirada de la placa del cementerio de Benicàssim es un hecho que provoca bochorno y vergüenza, porque además, en el recuerdo de los brigadistas, Benicàssim, con su hospital de heridos, es espacio de recuperación, de salud y acogida en medio del horror de la guerra. Ahora se quiere eliminar el signo externo de su presencia que esa placa significa.
Nuestra repulsa a este acto mezquino, pero también nuestra profunda convicción de que las Brigadas Internacionales seguirán siendo parte imborrable de la memoria democrática de los españoles. Desde nuestra asociación continuaremos trabajando por ello.
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