Tres españolas ayudan a TUI
Riu, Matutes y CAM entran en el capital del grupo alemán, a merced de una OPA hostil
La compra del 17,3% del gigante del turismo alemán TUI por las españolas Riu Hoteles, Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y Grupo Matutes pone fin a los vaivenes sufridos por el consorcio y da a las españolas voz en uno de los grupos más importantes del sector. TUI estuvo a punto de salir del Dax, el índice de la Bolsa de Francfort, y estaba a merced de una OPA hostil o de caer en manos de los fondos de alto riesgo.
TUI siguió operando con el lastre de la deuda, del que se libró en parte con la venta de participaciones industriales de Preussag
A sus 57 años, el presidente de TUI, Michael Frenzel, puede mirar atrás sin ira. En el camino quedó la ingente tarea de transformar en menos de una década el grupo industrial Preussag, que él mismo presidía y se dedicaba a la gran industria del carbón y del acero, en TUI, que está considerado el mayor operador turístico del mundo. Este cambio no se realizó sin sobresaltos.
El 11-S supuso un duro golpe para el negocio turístico. A la caída en las ventas se unió la crisis económica en Alemania, con descenso en las cifras de turistas alemanes dispuestos a pasar sus vacaciones en el extranjero. La revista Manager Magazin resumía en noviembre de 2002 la lista de "Torturas de TUI": Caída de la coyuntura alemana de viajes; viajeros que cada vez más se deciden por viajes baratos de última hora y enorme endeudamiento por la expansión. La pérdida de confianza del mundo de las finanzas en la solidez de TUI y la baja de la cotización en la Bolsa eran algo más que "un abollón", tal como el presidente Frenzel trataba de quitar importancia a la crisis. Manager Magazin situaba incluso mucho antes del 11-S, en el fin de semana del 13 al 14 de mayo de 2000, el punto de inflexión en la marcha de TUI hacia la crisis.
Compra de Thomson
En un golpe de mano, Frenzel compró por 6.000 millones de marcos (3.000 millones de euros) Thomson Travel, la primera empresa británica de turismo. En poco menos de dos horas y con unas cuantas llamadas telefónicas consiguió los créditos necesarios para financiar la operación. Las consecuencias fueron una tremenda desproporción entre los 3.000 millones de euros del valor en Bolsa de TUI y su endeudamiento, que alcanzaba los 5.300 millones.
TUI siguió operando con ese lastre, del que se libró en parte con la venta de participaciones industriales de Preussag. A finales de julio pasado, Frenzel se desayunó con la noticia de que el banco de inversión de Estados Unidos Morgan Stanley había comprado hasta un 10% de TUI. En una entrevista con el semanario Der Spiegel, Frenzel se atrevía a exponer sus sospechas: "Las acciones de TUI han perdido desde la primavera pasada un tercio de su valor. Esto no tiene nada que ver con la marcha del negocio, que desde las últimas semanas es muy favorable. Entre bastidores está en marcha un juego con un objetivo claro: hacer caer de forma sistemática la cotización de nuestras acciones". Según Frenzel, esta caída podría provocar la salida de TUI del índice Dax y ése sería el momento de los fondos de alto riesgo (hegde fund) para hacerse con un fuerte porcentaje de TUI gracias a la operación especulativa.
El fantasma del descuartizamiento de TUI flotaba en el ambiente. La salida del Dax habría servido de pitido inicial para la tarea. TUI dio marcha atrás en el plan de sacar a Bolsa a Hapag-Lloyd, la perla de la corona. La operación habría sido la segunda salida a Bolsa más importante del año en Alemania, tras la del Deutsche Post, el correo alemán.
Los directivos de TUI aseguraron que encontrarían otras vías para reducir el endeudamiento y Frenzel fijó como objetivo para este año bajarlo de 3.000 a 2.000 millones de euros. La Bolsa decidió mantener a TUI dentro de las acciones que forman el índice Dax y el consorcio ganó un respiro al alejarse el peligro de una OPA hostil.
El pasado 10 de noviembre TUI podía presentar unas buenas cifras de la marcha del negocio el verano pasado. "Estamos en el buen camino", declaró Frenzel. El sector turístico de TUI consiguió un beneficio en el verano de 572 millones de euros, por encima de los 546 que pronosticaban los analistas, y se avanzó en la reducción de deuda en 1.100 millones de euros hasta dejarla en 2.700 millones, con el objetivo de llegar a 2.000 millones a fines de 2005. Todo esto se reflejó en una subida de la cotización de la acción de TUI hasta 16,84 euros.
Con la venta del 31,3% de TUI en manos del Westdeusche Landesbank, de la que un 17,3% quedó en manos de los tres grupos españoles, un clamor de alegría recorrió las páginas financieras de la prensa alemana. Todos contentos. El comentario del diario conservador Die Welt lo resumía de forma inequívoca: "Los gestores de TUI pueden abrir el champán. Con la venta del paquete del WestLB a la familia amiga Riu y el resto a inversores institucionales se ha alejado el peligro de una compra hostil. Si un único comprador se hubiese hecho con el 31,3%, la toma de todo el consorcio habría sido inevitable".
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