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El Parlamento de Ucrania no logra reformar la ley electoral

Víktor Yanukóvich confirma que participará en la repetición de la segunda vuelta

Pilar Bonet

Si se espera conquistar todo el poder político, ¿por qué conformarse con menos? Ni siquiera el riesgo de una nueva vuelta de las elecciones presidenciales tan fraudulenta como la anterior moderó las ambiciones de dos de los tres grupos parlamentarios más significativos, aliados en torno a Víktor Yúshenko, que ayer en la sesión de la Rada Suprema (Parlamento) bloquearon el proceso legislativo previsto en el pacto suscrito el pasado 1 de diciembre con ayuda de los mediadores internacionales.

De no remediarse, la situación creada ayer por Nuestra Ucrania (el partido de Yúshenko) y la radical Yulia Timoshenko hará que los ucranios, que han salido a la calle por centenares de miles a denunciar el fraude, vuelvan a votar con el mismo marco legal que posibilitó las irregularidades reconocidas por el Tribunal Supremo en el fallo que el viernes anuló la segunda vuelta electoral. El Parlamento, que ayer fue incapaz de tomar una sola decisión, volverá a reunirse el 14 de diciembre y la Comisión Electoral Central (la misma denunciada por el Supremo) convocó oficialmente las elecciones para el 26 de diciembre.

El proceso legislativo, que el Parlamento debía llevar a término antes de la convocatoria electoral, incluía, por una parte, enmiendas en la ley de elecciones presidenciales con objeto de eliminar las posibilidades de fraude que daba la anterior, tales como el voto con boletines de desplazado y el transporte de las urnas a domicilio. También incluía una reforma constitucional con el fin de rebajar los poderes del presidente y redistribuirlos con el Parlamento y el Gobierno. Yúshenko y Yanukóvich estamparon su firma en el documento de varios puntos, uno de los cuales hacía referencia a estos dos cambios legislativos en un "paquete". El texto fue avalado por los mediadores internacionales, que ayer congelaron sus planes para volver de nuevo a Kiev.

Envalentonados

Envalentonados por la decisión del Supremo, que anuló la segunda vuelta de las presidenciales, la radical Yulia Timoshenko y el bloque Nuestra Ucrania, del que es líder Yúshenko, insistieron en modificar la ley de elecciones presidenciales, pero se negaron a plantear la reforma constitucional, incluso con el acuerdo previo de que ésta sólo entraría en vigor tras las elecciones presidenciales y no de inmediato. Desde la tribuna, el socialista Olexandr Moroz, líder del tercer grupo parlamentario que apoya a Yúshenko, instó a sus colegas a honrar los compromisos contraídos y a considerar ambos proyectos de ley en un "paquete".

El jefe del Parlamento, Vladímir Litvin, que agotó todos sus recursos para sacar adelante la sesión de ayer, acusó a Nuestra Ucrania y a Timoshenko de romper el consenso de la reforma legislativa, al presentar sus exigencias como un ultimátum ayer por la mañana.

El enfrentamiento público entre los dos principales apoyos de Yúshenko en la campaña electoral indicaba las tensiones internas en la oposición. Timoshenko quiere ser primera ministra, según ella misma ha admitido. Sus posibilidades, sin embargo, peligran en beneficio de Moroz, que se situó en tercer lugar en las presidenciales, y que podría presentarse como candidato contra Yúshenko, si Yanukóvich no lo hiciera.

Tras un día de silencio, el primer ministro volvió a dar señales de vida ayer, por boca de su secretaria, para anunciar que acepta el reto y que participará en la nueva vuelta electoral. Yanukóvich opina que el Supremo dictó sentencia bajo enormes presiones y que violó la Constitución, pero no ve otra salida que acudir a las urnas y vencer.

Mientras, en Jarkov un congreso de órganos regionales de poder comenzaba a encauzar las reivindicaciones del este de Ucrania en nuevas plataformas políticas. El congreso, que exhortó a Yanukóvich y a Yúshenko a retirar sus candidaturas, propuso una reforma administrativa en la que se introduzcan conceptos de descentralización regional adoptados en la UE.

El espectáculo que dieron ayer los partidarios de Yúshenko en el Parlamento no estuvo a la altura de los manifestantes convocados a la plaza de la Independencia. Ayer, los organizadores de la gran concentración popular mostraban diferencias también sobre si debían mantenerlos en la calle o no. Unos pensaban que, con la aprobación de la nueva legislación electoral, no hay necesidad de mantener el campamento, y otros que debe permanecer en pie hasta que se hayan realizado la nuevas elecciones.

El presidente saliente, Leonid Kuchma, siguió haciendo ayer caso omiso del voto de censura del Parlamento contra Yanukóvich, y también de la moción de desconfianza de la Cámara contra la Comisión Electoral Central. Legalmente, Kuchma tiene un plazo de 60 días para formar nuevo Gobierno y no tiene por qué cesar a la Comisión Electoral Central.

Anoche, hablando desde la tribuna a los manifestantes de la plaza, Yúshenko dijo que su partido no había votado a favor de la reforma constitucional porque Kuchma no cesa a la Comisión Electoral Central ni al Gobierno. El líder de la oposición pidió a sus seguidores que rellenaran "un formulario de participantes en la revolución naranja" que había sido repartidos ayer en la plaza. Estos formularios servirán para formar una base de datos de la que saldrán los propagandistas de la nueva fase de la campaña electoral.

Seguidores de Víktor Yúshenko se manifiestan ayer frente al Parlamento ucranio en Kiev.
Seguidores de Víktor Yúshenko se manifiestan ayer frente al Parlamento ucranio en Kiev.REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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