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Entrevista:CELESTINO CORBACHO | Presidente de la Diputación de Barcelona

"La reforma territorial no es prioritaria para los ciudadanos"

Celestino Corbacho es alcalde de L'Hospitalet y preside la Diputación de Barcelona. Nació el 14 de noviembre de 1949 en Valverde de Leganés (Badajoz). Se afilió al PSOE en 1976. Ha sido también diputado en el Parlament. Es, además, secretario de política municipal del PSC. Como presidente de la diputación se halla en una especie de ojo del huracán porque es una de las instituciones que más seriamente quedará afectada por la futura reforma territorial. No le preocupa, afirma, aunque sostiene que la reforma no era una prioridad para la población.

Pregunta. La Diputación es una institución cuestionada.

Respuesta. Sí, pero creo que es un error partir de la idea de que la necesidad de revisar la ordenación territorial de Cataluña hay que hacerla sobre la base de la discusión "Diputación sí, Diputación no". Podríamos llegar a la conclusión de que las diputaciones deben desaparecer y luego acabáramos inventando una institución nueva para hacer lo que hacía la Diputación. Yo creo que la discusión tiene que estar basada sobre el principio fundamental de la necesidad de reformar las administraciones públicas en Cataluña y entre ellas la Diputación.

Tenemos tres entidades en el área metropolitana, lo que me parece un despilfarro desde un punto de vista presupuestario.
El nombre de veguería no me parece muy moderno. Deberíamos ser capaces de encontrar un punto que mirara al futuro.

P. ¿Cómo debiera ser esa reforma?

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R. Tiene que afectar a tres grandes conceptos. El primero es la denominación: es verdad que la provincia no ha sido históricamente algo que se haya entendido como propio de Cataluña. Por lo tanto, en primer lugar vamos a discutir la denominación, si provincia o veguería. La segunda cuestión es una reforma sobre la base territorial, la dimensión. Cataluña tiene cuatro provincias y pasará a tener siete, si se considera que eso va a ser mejor para el futuro. La tercera debería ser, y creo que es la más importante de todas, decidir el papel que debe tener esa nueva Administración reformada, llamada antiguamente Diputación provincial.

P. Hay tres niveles administrativos: local, autonómico y estatal. ¿Dónde se coloca la Diputación?

R. Entre la Administración local y la Administración autonómica. El papel de una autonomía no es descender hasta la prestación de servicios directos. Por lo tanto, esa reforma tendría que afectar también a la Generalitat. Lo que no puede hacer la Generalitat es pretender ser Estado, comunidad autónoma y Administración local.

P. ¿Y los consejos comarcales?

R. Las comarcas son realidades físicas, agrupacionales. No se trata de discutirlas como hecho histórico. El error, en mi opinión, fue la organización política de la comarca, el consejo comarcal.

P. ¿Y cuáles serían las funciones de la Diputación?

R. Cosas concretas. Por ejemplo: la Diputación de Barcelona tiene 162 bibliotecas en red. En estos momentos ninguna institución supramunicipal tiene una red de bibliotecas tan importante. Parece razonable que la Diputación aparezca como garante de que cualquier municipio, por pequeño que sea, tenga una biblioteca con todos los medios necesarios. La Diputación de Barcelona gestiona 500.000 hectáreas de parques naturales en la provincia de Barcelona. Es decir, el 80% de toda la masa forestal protegida. Tres: la Diputación de Barcelona da servicio a 282 municipios en algo tan importante como es la recaudación.

P. Esto lo puede hacer una Diputación rica. ¿También las de Lleida, Girona, Tarragona?

R. Si en estos momentos, en Cataluña de las cuatro diputaciones hay tres que pueden tener dificultades, no quiero pensar qué va a pasar cuando pasemos de cuatro a siete.

P. Hasta el momento no ha habido entendimiento con la Generalitat. ¿Qué ocurre ahora que son del mismo color?

R. CiU nunca tuvo ningún interés en acordar políticas de concertación con la Diputación de Barcelona, porque partía de la base de negar la existencia de la propia Diputación. Fue una política de confrontación permanente. Yo creo que con el nuevo Gobierno existe en estos momentos, y ya de hecho se han dado algunos pasos importantes, un mayor interés, y ya se ve que lo lógico es que acordemos cosas.

P. ¿Está relacionado el futuro de la corporación metropolitana de Barcelona con las dimensiones de la futura Diputación de Barcelona?

R. Yo creo que si Barcelona se divide en siete provincias o regiones o veguerías...

P. ¿Qué nombre le gustaría a usted?

R. El nombre de veguería no me parece muy moderno. El concepto región ya sé que tiene otras connotaciones, pero desde el punto de vista europeo, si queremos superar el tema provincial deberíamos no evolucionar sólo desde la provincia a la veguería, deberíamos ser capaces de encontrar ahí algún punto medio que entroncara con la historia pero sobretodo que mirara al futuro. Yo creo que si vamos a siete divisiones la región metropolitana de futuro es la Diputación. Al final aquí los impuestos van a servir sólo para pagar a la Administración. Si vamos a siete divisiones, la región metropolitana es la futura Diputación reformada. No puede haber otra Administración, no podemos hacer una veguería, y una región metropolitana, y un área metropolitana, y los consejos comarcales. Es de locos. Por lo tanto, la región metropolitana es la futura Diputación reformada.

P. Esto no es lo que quería Joan Clos. El alcalde de Barcelona, sin nombre concreto, porque el anterior -Pasqual Maragall- tampoco lo quería.

R. Yo creo que ahora ya se ha convenido bastante en un proyecto en el que el alcalde de Barcelona está también de acuerdo. Tenemos tres entidades en el área metropolitana, lo que me parece un despilfarro desde un punto de vista presupuestario. Si tenemos tres entidades significa que cada una de ellas tiene su estructura. Sus gerentes, sus secretarios generales, su contabilidad: son tres administraciones. Lo que hemos dicho en el área metropolitana y Barcelona es: "Oiga, lo que hacemos en el área metropolitana con tres entidades, hagámoslo con una". Lo mismo, pero con una. Y añadimos: "Si usted me quiere dar algo más, déme la autoridad que tienen los municipios en el planeamiento". Es decir, si tenemos un plan general de 27 municipios probablemente sería razonable hacer un plan general sobre 35 o 36, y aquella competencia que actualmente tiene el municipio, como es el planeamiento derivado del plan territorial o como los estudios de detalle. Eso, en lugar de dárselo a los municipios, se lo den al área metropolitana. Creo que no es necesario ir más allá.

P. ¿Era prioritaria la reforma territorial?

R. Lo prioritario en este país sigue siendo la ocupación, las guarderías, la vivienda y la mejora de la actividad y la prestación del servicio. Me encuentro en la calle con muy pocos ciudadanos que cuando me saludan me pregunten por la reforma territorial, que anoche estuvimos comentando en casa. Hemos colocado como prioridad en la agenda política algo que no es prioritario entre los ciudadanos, lo cual no quiere decir que no se tenga que abordar. Yo creo que hay que abordar la reforma territorial, pero no pensando que cuando esté hecha ya habremos resuelto todos los problemas de este país.

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