"Mi hija ha cambiado mi alma, mi corazón y mi mente"
Ha pasado toda la mañana concediendo entrevistas periodísticas a 10 minutos por barba, contestando las mismas preguntas y, sin embargo, la enésima sonrisa de Gwyneth Paltrow (Los Ángeles, 1972) conserva la frescura con la que ahora, un segundo antes de definir su nueva película, Sky captain y el mundo del mañana (que abrió ayer el 37º Festival de Cine de Sitges), engulle pastas y agua mineral; duda entre pedir una manzanilla o una tila, se decide por la segunda y agrega: "Caliente, por favor" en castellano, la lengua que escoge para esta entrevista.
Paltrow aprendió el idioma en Talavera de la Reina durante un programa de intercambio estudiantil. "Siempre recuerdo a mi familia de allí", dirá una y otra vez, incluso cuando el entusiasmo le saque algunos cuerpos a su gramática. La ciudad retribuyó su afecto el año pasado nombrándola "hija adoptiva".
"Creo que el público encontrará la película muy entretenida: no sólo hay aventura, sino también romance, ironía y una estética innovadora"
"Mi personaje no reconoce límites. Miente, su ambición es desmedida. Es una mezcla de Luisa Lane y el 'charme' de Katharine Hepburn"
"Para quienes nos sentimos no sólo americanos, sino ciudadanos del mundo la reelección de Bush es algo muy triste"
"Retrofuturista" es el adjetivo que la estrella de Shakespeare in love usa para definir el "estilo visual" de Sky captain y el mundo del mañana, debut cinematográfico del director Kerry Conran, en el que la tecnología digital más avanzada y el color sepia se unen para componer prácticamente todos los escenarios y decorados del filme, que "evoca no el futuro que fue sino el que podría haber sido". Casi seis años de trabajo después y 2.000 planos de efectos especiales, la película se estrenará en España el 22 de diciembre.
El look no ha sido lo de menos en este caso. "La propuesta visual de la película es impactante. Las influencias de Kerry fueron tiras como las de Buck Rogers y las series de televisión de los años cuarenta. A esta base suma sus diseños de ordenador para darle al espectador una experiencia visual muy variada, a la vez familiar y completamente distinta, que ofrece algo para los niños pero también para los abuelos, que al verla recuerdan sus propias tardes de cine", define la actriz.
El cine ha mimado a Gwyneth Paltrow. Fue la novia de Shakespeare y recibió un Oscar por ese papel a los 26 años; ha hecho thrillers como Seven y clásicos como Emma, de Jane Austen, o un aggiornado Grandes esperanzas, sobre la novela de Dickens con el bombón de Ethan Hawke de coprotagonista, y no se ha privado de ponerle su rostro a la torturadísima poeta Sylvia Plath. ¿Qué la tentó de este proyecto? La sensación "de estar haciendo algo verdaderamente nuevo y distinto", afirma. "Eso y la historia de amor que hay detrás: yo soy una auténtica romántica", se sincera.
En la película, Paltrow comparte cartel con Jude Law (el capitán del título y también coproductor del filme) y compite por él con Angelina Jolie (Franky Cook, una aviadora puro coraje, tuerta y de pocas palabras, que se convierte "en el verdadero fantasma de Polly"). Polly Perkins, el personaje de Paltrow, es una periodista "que hace cualquier cosa por una primicia" y que no renuncia al sombrerito, el bolso coqueto y los tacones años cuarenta, ni siquiera en medio de un pantano. "Es fuerte, casi de acero, tiene todo bajo control en su vida. Lo único que puede asustarla es Franky", cuenta. "Ese duelo enriqueció el personaje porque me permitió mostrar que Polly también tiene otra faceta: un lado más suave, un costado celoso que la convierte en una mujer más real."
Deudora de la estética expresionista y del mundo del cómic, Sky captain comienza con la misteriosa desaparición de seis científicos en el paisaje de una Nueva York que reserva sorpresas como un amarradero para zepelines en el Empire State Building. "Creo que el público la encontrará muy entretenida", apuesta Paltrow, "porque no sólo hay aventura, sino también romance, ironía y una estética innovadora".
Novedad con matices clásicos: "Es como las películas de otras épocas en las que todo era más simple, más inocente, pero en las cuales, a la vez, las mujeres lucían un gran glamour". Tiempos y estilo que Polly encarna, cuenta Paltrow ya ante su tila, que ha llegado junto con la confirmación de que esa niña que se escucha llorar no es la suya ("thanks, God!", exclama, pensando quizás en que todavía restan varias entrevistas y una rueda fotográfica en su agenda de hoy). Polly, entonces... "Es muy femenina, puede incluso parecer frágil para quien la ve, pero su carácter es muy fuerte. Es inteligente y ambiciosa. Hacer de ella fue muy divertido". Parte de la diversión tuvo que ver con los contrastes que Paltrow encuentra entre su personalidad y la de esa rubia de celuloide: "Polly no reconoce límites ni impedimentos para obtener su historia. Miente, engaña, su ambición es desmedida. Es muy diferente a mí y eso siempre te permite desarrollar el personaje, meterte en su piel. Para mí es como una mezcla entre Luisa Lane y el charme de Katharine Hepburn".
Detrás de la acción hay otros significados, aventura la actriz. "Hay algo muy simple en la película pero también muy poderoso que puede leerse como una metáfora de la vida contemporánea: la eterna lucha entre el bien y el mal". Elige un ejemplo cercano: "En EE UU tenemos un presidente que piensa que obra bien; yo disiento. Para quienes nos sentimos no sólo americanos sino ciudadanos del mundo, la reelección de Bush es algo muy triste".
La pasión tiene su público. El triángulo que forman Law-Jolie y ella misma en la pantalla le pone pimienta a la historia, afirma Paltrow: "Imprime una dinámica muy interesante a los caracteres. Cuando la película empieza se sabe que Sky captain y Polly han sido amantes y también que hace dos años que no se hablan y que Franky ha tenido algo que ver con ese silencio. La película avanza y ellos siguen peleando. La idea de comenzar una historia dando a entender que lo que se cuenta ha empezado antes, que hay tensiones previas, siempre me ha parecido una buena opción de arranque. El contrapunto permanente me recuerda, además, a las películas de Katharine Hepburn y Spencer Tracy: siempre discutiendo, pero sin poder negar la fuerte atracción que los liga", resume.
Actuar en una película en la que no existen prácticamente decorados reales, "casi a ciegas", impone ciertos desafíos. ¿Cómo evitar que la actuación se torne demasiado fría? Paltrow suspira... "Fue muy difícil, pero con compañeros tan buenos no hay nada imposible. El trabajo se parece mucho al del teatro. Cuando estás en el escenario sabes, por ejemplo, que no estás en un barco en medio del mar sino en una habitación rodeada de gente y tienes que imaginar el movimiento y el ruido de las olas, las limitaciones espaciales, el aire cargado de sal y una vez que tienes esas sensaciones contigo, proyectarlas. Debes hacer creer que todo está sucediendo. Esta película fue algo así: como hacer una obra de teatro experimental."
La vida de Paltrow, casada con el músico Chris Martin, cantante del grupo Coldplay, "dio un vuelco" con el nacimiento de Apple, su primera hija. La niña nació en mayo y la actriz reconoce que equilibrar su papel de estrella oscarizada con el de madre primeriza no es sencillo. "Ha cambiado todo. Ha cambiado mi alma, mi corazón, mi mente... Ahora para mí lo más importante es estar con Apple. Yo no tenía muchas ambiciones en mi carrera, pero ahora tengo aún menos. Hay cosas que en el futuro me encantaría hacer: más teatro o, por ejemplo, una película en España rodada en castellano..., pero no en este momento. Estoy supercontenta con mi marido y mi niña y quiero disfrutarlos. En esto, creo, las estrellas de cine no somos muy distintas de la gente común".
Pendiente de estreno está aún Proof, de John Maden ("creo que será en Cannes, en mayo próximo"), la película que narra la tormentosa relación entre Catherine y su padre (papel interpretado por Anthony Hopkins), "un genio matemático que padece también de esquizofrenia". Antes de llevar a esta hija a la pantalla Paltrow representó el papel en un teatro del West Side londinense. Más allá de la mudanza -ella y su familia viven en la actualidad entre el Reino Unido y EE UU-, Paltrow habla de esa experiencia con pasión. "Además de exitosa, la pieza escrita por David Auburn es una gran obra que ha ganado el Premio Pulitzer. Hacer el mismo papel en cine y en teatro ha sido un reto y un privilegio. La Catherine que interpreto en cada caso es un personaje diferente, con intensidades y registros muy distintos".
Hay otro proyecto en danza: convertirse en la mismísima Marlene Dietrich. "Me encantaría, pero aún están escribiendo el guión y quiero ver el resultado. Su vida fue apasionante, intensa, inolvidable. Actriz, cantante, amante de hombres y de mujeres, su glamour y su energía salían de la norma. ¿A quién no le gustaría un papel así?".
Babelia
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