España aspira a tener mayor presencia en el Consejo de Seguridad
Madrid quiere ver reconocida su condición de octavo contribuyente de la ONU
España se opondrá a una ampliación del grupo de miembros permanentes del Consejo de Seguridad (actualmente cinco) porque considera que desequilibrará, dividirá y restará eficacia al órgano más poderoso de la ONU. Madrid prefiere un modelo en el que los no permanentes puedan tener una presencia más frecuente, atendiendo a su contribución. Como octavo contribuyente, aspira a ocupar un puesto semipermanente en el futuro.
El grupo de sabios convocado por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, para lanzar la reforma de la institución presentará hoy sus recomendaciones a los 191 miembros de la Asamblea General. El objetivo es que los gobiernos lleguen a un consenso sobre los ajustes a los que debe hacer frente la institución en septiembre de 2005 para democratizar su estructura y poner al día a la organización en sus tareas, mecanismos y procedimientos ante los nuevos retos del siglo XXI.
Entre sus 101 iniciativas, apenas cuatro se refieren al reparto de poder del Consejo de Seguridad, el órgano que vela por la paz en el planeta. Pero será el plato fuerte de la negociación. Los expertos proponen dos modelos para ampliar sus miembros de 15 a 24 países. El primero consistiría en aumentar los cinco permanentes -EE UU, Rusia, China, Francia y Reino Unido- a 11 países, aunque los nuevos integrantes no tendrían derecho a veto. Serían Brasil, India, Alemania, Japón, Egipto y un africano, a decidir entre Suráfrica y Nigeria. De prosperar esta opción, los miembros no permanentes se ampliarían a 13.
El segundo modelo mantiene la situación actual de los permanentes y crea un nivel intermedio integrado por ocho países, con mandato para cuatro años prorrogables. A los no permanentes actuales se les añadiría un país. Madrid apuesta porque la ampliación se base en este segundo modelo, por considerarlo más representativo y eficiente. Además, considera que los países que contribuyen más a los objetivos de la organización -presupuesto y tropas- deben tener más oportunidades para formar parte del Consejo de Seguridad.
"Ampliar el número de miembros permanentes no es la vía más deseable", afirma el embajador, Juan Antonio Yáñez, porque "reduciría la eficacia del Consejo", provocaría "una mayor división" y "limitaría las posibilidades" para que otros países puedan hacer sus aportaciones. La ampliación por la vía de los miembros "no permanentes", sin embargo, permite una mayor representación. "Trabajaremos en esa dirección", remachó Yáñez, con lo que España aspiraría a un puesto semipermanente en el futuro, ya que el segundo modelo permitirá a países de "tamaño medio tener una presencia más frecuente en el Consejo de Seguridad".
El comité de sabios hace otra batería de propuestas para regular el uso de la fuerza en acciones militares preventivas cuando la amenaza aún no es inminente, pero existen riesgos. El informe ni amplía ni restringe la interpretación del artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas sobre la legítima defensa, pero intenta aclarar el dilema suscitado tras la intervención militar en Irak, y en este sentido recomiendan cinco criterios. Los mismos principios valdrán en el caso de la asistencia humanitaria.
Los expertos piden también que "se redefinan las amenazas para la paz y la seguridad" y considera necesario establecer "un nuevo consenso sobre el significado y las responsabilidades de la seguridad colectiva". "En el siglo XXI, más que nunca, ningún Estado puede actuar en solitario. Da igual lo poderoso que sea. La estrategia, las instituciones y el sentido de responsabilidad colectivos son indispensables", remacha. Sobre la amenaza de las armas nucleares, alerta de un "posible colapso" del Tratado de No Proliferación si sus miembros empiezan a abandonar el régimen.
"El régimen está en riesgo", afirma el documento, a la vez que señala que "nos acercamos a un punto en el que la erosión del régimen de no proliferación puede volverse irreversible y resultar en una cascada hacia la proliferación". Los expertos aseguran que su "preocupación es real" porque consideran que el Tratado "no es efectivo" para contener la proliferación.
De hecho, el informe explica que 60 naciones están operando o construyendo centrales nucleares o reactores para la investigación y advierte que podrían optar a construir armas nucleares en un plazo relativamente corto.
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