Trampa urbanística
La vía de los Poblados es una calle que discurre paralela por una estrecha franja entre la M-40 y las vías del ferrocarril con dirección a Barcelona. Por esta calle se accede a múltiples edificios de buena apariencia de los que actualmente se identifica como edificios inteligentes.
La vía de los Poblados es de doble sentido. Normalmente hay que ir con mucho cuidado, e incluso parar si el vehículo que viene en sentido contrario es un camión. En las horas punta el tráfico se colapsa.
Para acceder al edificio donde trabajo hay una desviación que, partiendo de esta calle, acaba en un fondo de saco rodeado de un conjunto de edificios inteligentes entre los que se encuentran los edificios de Seat, BBVA, Ericsson y el complejo Trianon. Algunos de estos edificios, como es lógico, tienen cientos de plazas de garaje, pero insuficientes para todos los empleados que diariamente nos desplazamos a nuestros puestos de trabajo. Esto supone que, como la jornada laboral comienza a las 7.30, los que optamos a una plaza de aparcamiento en el fondo de saco debemos llegar antes de las 7.00 y esperar dentro del vehículo hasta la apertura de las oficinas. El transporte público en esta zona es muy deficiente.
Con este escenario, alguna vez hemos comentado entre colegas: "Oye, si aquí un día hay una emergencia, ¿qué puede suceder?". Nos encogemos de hombros, pensamos que casi nunca sucede nada y que además estamos en un edificio de características singulares.
Día 17 de noviembre a las 9.30. Suena una alarma en el interior del edificio. Pensamos que podía ser un simulacro o una avería en el sistema. Ante la insistencia de la alarma, empezamos a desalojar el edificio. Ya en la calle, se formaron los consiguientes corrillos y se hicieron conjeturas sobre las posibles causas de esta situación. El clímax aumentó cuando se oyeron las sirenas de los bomberos. Los camiones de los bomberos se habían pasado la desviación de acceso de la vía de los Poblados. No podían echar marcha atrás porque se había formado una cola de coches tras los mismos. Los coches de la policía que también llegaron consiguieron que los camiones de los bomberos entraran en el fondo de saco y éstos, con hábiles maniobras, llegaron a la zona del siniestro.
Aparentemente no sucedió nada, alguna chispa que hizo saltar la alarma.
Esta experiencia nos muestra claramente que en materia de urbanismo (en el supuesto de que este fondo de saco cumpla con la normativa) existen unas leyes absolutamente especulativas que absorben el juicio del legislador hasta jugar con riesgos de dimensiones impredecibles.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.