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Aceptar la realidad

Estos últimos días, se ha puesto de manifiesto el contenido de los presupuestos de la Generalitat para el año 2005 que se han presentado en el Parlament.

Son los segundos presupuestos del Gobierno tripartito. Se trata de más de 26.500 millones de euros (unos 4,4 billones de pesetas). Presentan un incremento del gasto público del 18%, unos 660.000 millones de pesetas más, con relación al presupuesto de 2004. Es decir, son unos presupuestos muy expansivos, con uno de los incrementos más elevados de los últimos 20 años. Hay que recordar que los presupuestos del Estado para el año 2005 prevén sólo un incremento de los ingresos del 6,5%; que el presupuesto de Andalucía crece el año que viene el 10,3%; el de Galicia aumenta el 11,4%; el de Valencia, el 9,7%, y el de Madrid, el 9%. Y en Cataluña se presentan unos presupuestos expansivos que crecen casi el doble, el 18%. ¡Todo un récord!

¿Cómo se puede hacer una propuesta así, después de tanto tiempo de repetir a la sociedad catalana que la hacienda de la Generalitat estaba tan mal, que el Gobierno de CiU la había dejado tan endeudada, que el sistema de financiación acordado en 2001 no daba ni un euro? Ahora resulta que de todo ello, nada de nada, y que el Gobierno tripartito sin modificar todavía ni una coma del sistema de financiación y sin obtener, también todavía, ni un euro más de Madrid, ya puede disponer de muchos más recursos de los que tenía hasta hoy. Y encima puede endeudarse mucho más. La realidad, sin duda, es tozuda. Ahora evidencia que aquellas críticas hechas desde la oposición eran demagógicas y sin fundamento. Ahora el modelo de financiación promovido por el anterior Gobierno de CiU y aprobado y aceptado por todas las comunidades autónomas se ha revelado fructífero y positivo, según las previsiones hechas por el Gobierno tripartito. Se conocen el resultado de 2002, 2003 y 2004, y las previsiones de 2005, y el balance cubre las expectativas, a pesar de que todo ello no es suficiente para reequilibrar el déficit fiscal que tiene todavía Cataluña con España.

Recordemos algunas cifras. Entre los años 1994 y 2001 los ingresos de la Generalitat de Cataluña se incrementaron el 6,4% de media anual. En el año 2001 se incrementaron el 6,8% (799 millones de euros). A partir del año siguiente entra en aplicación el nuevo modelo de financiación, configurando una cesta de 11 impuestos, en el que se participa con distintos porcentajes sobre el total de la recaudación de cada impuesto en Cataluña.

En consecuencia, en el año 2002 los ingresos de la Generalitat se incrementaron el 11,5% (1.215 millones de euros más); en 2003, el 11% (1.371 millones de euros más); en 2004 han aumentado el 11,3% (1.484 millones de euros más), y las previsiones de incrementos para el año 2005 hechas por el Gobierno tripartito son del 14,1% (2.058 millones de euros más). Total, en cuatro años, 6.128 millones de euros de incremento, lo que supone una media de crecimiento anual del orden del 12,1%. Alguna cosa habrá tenido que ver en esta evolución el nuevo modelo de financiación que se acordó. Cuando menos, seguro que negativo no ha sido. Y atendiendo a la evolución de los porcentajes de crecimiento de los ingresos, es evidente que se ha conseguido una mejora.

La pregunta que nos hacemos y se hacen muchos ciudadanos es: si los ingresos crecen tanto -el doble de la media del Estado, más que en muchas comunidades autónomas- y si además el Gobierno de la Generalitat nos propone incrementar la deuda, ¿qué necesidad se tenía de incrementar los impuestos: sobre los carburantes, sobre el canon del agua y las tasas públicas?

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Por otra parte, el Gobierno tripartito también propone para el año que viene incrementar todavía más la deuda de la Generalitat para afrontar una inversión de unos 2.000 millones de euros más. Nada que cuestionar si es para esta finalidad, así lo hizo también el Gobierno de la Generalitat anterior, pues el país necesita más infraestructuras y siempre he dicho que no se pueden hacer pagándolas al contado. Ahora bien, ¿en qué quedamos? Si la Generalitat estaba tan hipotecada como criticaban, ¿cómo es que ahora se puede endeudar todavía más? Aquella deuda que tanto habían criticado y que ahora incrementan de forma directa o indirecta a través de empresas públicas en 2.000 millones de euros, ¿ahora ya es positiva? Se utilizan los mismos procedimientos, sólo que ahora les llaman sistemas de financiación específicos: el método alemán, pagos aplazados, concesiones, derechos de superficie... todo lo que tiempo atrás se criticaba duramente. Pero nada tengo que decir a todo ello si se hace para promover inversión para el país.

Lo que sí deseo decir es que todo aquello que tanto han criticado demagógicamente año tras año, cuando estaban en la oposición, ahora se ha corregido y aumentado. Pero ahora está bien hecho. Ahora es moderno. Ahora es eficiente. Ahora es transparente. Ahora es de izquierdas...

Lo que sucede es que los partidos que apoyan al Gobierno tripartito han tenido que aceptar la realidad, porque ahora la gestionan ellos. Y no espero que reconozcan públicamente esta incoherencia.

Con esta reflexión, sólo quisiera introducir un poco de realismo y de sensatez en el momento de valorar muchos de los esfuerzos ya realizados en el pasado. Si el reto más importante para las próximas generaciones es el nuevo modelo de financiación que hay que introducir en el futuro estatuto de autonomía y este propósito se tiene que construir con consenso entre todos, quizá ahora que las cifras del pasado ya hablan por sí solas empiecen a cambiar de actitud los partidos que han estado criticando el trabajo realizado por el Gobierno de CiU y reconozcan las mejoras que se han conseguido, aunque no sean todavía suficientes.

Si lo que realmente queremos es un consenso en materia de financiación, que creo que es posible, quizá deberíamos empezar a construirlo dando este primer paso.

Francesc Homs es ex consejero de Economía y Finanzas de la Generalitat.

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