La investigación del Domingo Sangriento en el Ulster no aclara quién empezó el tiroteo
El episodio, en el que murieron 14 civiles, sigue sin explicación tras siete años de trabajo
Tras siete años de trabajos, 433 días de sesiones, 921 testimonios orales y 1.555 por escrito y un coste de 185 millones de euros, que puede llegar hasta los 220 millones, la investigación del Domingo Sangriento corre el riesgo de no aclarar quién inició el tiroteo y por qué. En aquel hecho, clave en el conflicto entre católicos y unionistas de Irlanda del Norte, murieron 14 civiles y otros 13 resultaron heridos a manos del Ejército británico. Ocurrió el 30 de enero de 1972 en la ciudad norirlandesa de Derry (como la llaman los proirlandeses), o Londonderry, según los probritánicos.
El abogado Christopher Clarke empezó ayer y acabará hoy en esa ciudad el relato de sus conclusiones, que sintetizan los 10 volúmenes de evidencias en los que se basarán los tres jueces, presididos por lord Saville, para emitir su dictamen definitivo, que se espera para el verano de 2005.
Clarke advirtió de que esas conclusiones pueden acabar optando por dejar abiertas varias posibilidades, sin llegar a una conclusión cerrada que conteste a las dos grandes preguntas que se plantean en la investigación: quién disparó y qué justificación tenía para ello.
"Hay que decir que, incluso después de haber manejado tantas evidencias durante tantos días, no está clara ni siquiera la respuesta a la primera pregunta, quién disparó", advirtió ayer el abogado Clarke. "Un punto de vista que podría tener el tribunal es que no sería sorprendente que, como dicen los soldados que ocurrió, éstos se vieron sorprendidos al ser tiroteados desde un lugar inesperado y tuvieron que responder de manera súbita", dijo.
La segunda cuestión es que los soldados, aunque afirman que dispararon contra pistoleros, fueron incapaces de explicar por qué mataron o hirieron a 27 personas que no estaban implicadas. "Estas consideraciones pueden tener un efecto acumulativo", dijo el relator. "El tribunal podría dar cierta importancia al hecho de que haya tantos factores que no han sido aclarados. Podría concluir, teniendo en cuenta este factor junto el resto de evidencias, que hay tantas cosas sin explicar porque no hay una explicación creíble que dar", añadió.
"Por otro lado, podría adoptar la posición de que todos estos hechos tan incómodos han sido sacados de su contexto en la historia y que la situación a la que se enfrentaron sea totalmente distinta de la que se deriva de las declaraciones de los civiles", aseguró Clarke.
La investigación del Domingo Sangriento empezó en enero de 1998 por orden del actual primer ministro, el laborista Tony Blair, y es la más larga vivida por el sistema judicial británico.
Las conclusiones de una primera investigación ordenada por el primer ministro de la época, el conservador Edward Heath, fue considerada en su día un enjuague para eximir al Ejército británico de cualquier responsabilidad por la matanza. Seis de los muertos tenían 17 años y otros tres eran menores de 23.
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