Carod, Maragall, Zapatero
Carod gobierna España, dicen en una radio. En otras (las de los nacionales) se añade a Maragall; en último caso, sólo para inculpar, aparece Zapatero. Lo están haciendo bien, deduzco. No podía imaginar que Carod pudiera gobernar tan bien toda España; ni siquiera para Cataluña le veía dotado, pese al atractivo de la palabra republicano en mi inconsciente. Los siervos de partido único, como el PP en sus últimos años, no conciben el juego de las alianzas, tan grato para los demócratas. Ah, lo mismo que yo saben que está saliendo bien este, repito, juego; pero los propagandistas han de extender la idea de que no es Zapatero, sino los otros; y no todos, sino Carod, separatista, catalán, republicano, visitante no sólo de nacionalistas vascos sino de ETA. Mediante un apócope, de este invento, España la gobierna ETA, sangre y lágrimas, crimen y ruptura. Para el hallazgo de las grandes mentiras, los propagandistas tienen habilidad; sobre todo, medios. "Media", dicen los latinistas permanentes, para hacer el plural de medio; los media de comunicación, y así la palabra parece llena de prosapia. "Prosa pía", pienso yo, oyéndoles, desmembrando su lenguaje. Quieren asustar al personal ofreciéndoles una España "rota y roja" a la que llegará el dueño de la política, el que más manda, Carod. Habla Ussía de Zapatero y dice que tiene "un socio como Maragall y un jefe como Carod-Rovira". El orden de mando sería Carod y una pareja, Maragall y Zapatero.
No tengo capacidad para negarlo. Pero estoy dispuesto a creerlo, y a satisfacerme si fuera así. No lo hubiera creído sin tan buenos testimonios de personas estimadas; no me gustó Carod, ni sus antecesores en el cargo, ni su partido, a pesar de su republicanismo (no me interesa mucho una república catalana si no hay también una república española). Me interesan las unidades cada vez mayores de individuos, y no hay paradoja: el in divisuum conectado con los demás, como las neuronas. Mejor un europeísmo que un federalismo español, o que un separatismo (europeísmo de las personas; no éste, de las naciones; no éste, de los capitales y las empresas; no el de su Constitución). El Gobierno está recuperando eslabones perdidos con la verdad mundial. Gracias, Carod.
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