Celso Furtado, economista, una referencia en la creación de un Brasil moderno

Río dio ayer el adiós a Celso Furtado, considerado uno de los más importantes economistas mundiales, candidato al Nobel, y considerado como una referencia nacional en la creación del Brasil moderno. En su entierro estuvieron presentes numerosas autoridades políticas, desde la alcaldesa de São Paulo, Marta Suplicy, al ministro de Cultura, Gilberto Gil. El presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, decretó tres días de luto nacional, tras afirmar que había fallecido "una de las mayores personalidades del siglo XX".

Víctima de un infarto cardiaco, Furtado falleció a los 84 años, el sábado día 20, a las once de la mañana, en su casa de Río, mientras conversaba tranquilamente con su esposa, la periodista Rosa Freire, quien solía decir que su marido tenía tanto amor por Brasil que de tener celos no sería por una mujer, sino por el país.

Nacido en la ciudad de Pombal, en Paraiba, en el 1920, se doctoró en Derecho en la Universidad de Río y en Economía en la Sorbona de París, con una tesis sobre el colonialismo brasileño. En Francia vivió varios años en el exilio forzado, durante la dictadura militar, y fue el primer extranjero elegido profesor por una universidad francesa en la que enseñó durante 20 años.

Hombre de izquierdas, su influjo en los análisis de la economía no se limitaron a Brasil, donde fue varias veces ministro, sino a toda América Latina, donde fue uno de los primeros integrantes de la Cepal (Comisión Económica de América Latina). En la década de los setenta, la ONU se sirvió del famoso economista para varias misiones en África y Asia, además de en Latinoamérica. De regreso a Brasil, en los años ochenta, tras la vuelta de la democracia trabajó con varios gobiernos siempre con una visión de la economía inclinada a limitar las graves desigualdades sociales, rechazando las políticas de estabilización económica sustentadas por rígidos controles de gasto público y por la austeridad monetaria.

Amigo del ala más de izquierdas del Partido de los Trabajadores (PT) y de los amigos intelectuales del mismo, Furtado, justo unos días atrás, se había opuesto a la destitución, por parte de su amigo Lula, de Carlos Lessa, presidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), el importante Banco de Fomento de Brasil. Junto con personajes como el músico Chico Buarque o el arquitecto nonagenario Oscar Niemeyer, el fallecido economista había firmado una carta pidiendo a Lula que no sacase del BNDES al también economista de izquierdas Lessa.

El candidato al Nobel de Economía era un opositor respetuoso con la actual política económica monetarista y de rigor fiscal del actual Gobierno de Lula. En un artículo firmado en mayo pasado, Furtado escribió textualmente: "Forzar a un país que aún no atendió a las necesidades mínimas de gran parte de la población a paralizar sectores modernos de su economía, a congelar inversiones en salud y educación, para cumplir metas de ajustes de la balanza de pagos impuestos por beneficiarios de altos índices de interés es algo que escapa a cualquier racionalidad". Lula dijo ayer: "Pierdo a un amigo, pero conservo sus ideales". Ideales que se resumían en la búsqueda de un Brasil menos injusto social y económicamente. La izquierda pierde con él una gran referencia en América Latina.-