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Reportaje:

Elegir el plan de pensiones por la comisión

Un punto más en el coste de gestión y custodia puede representar hasta 24.000 euros menos para el ahorrador

La comisión que cobran las gestoras y custodios del fondo es un factor más, aunque no el único, para elegir el plan de pensiones. Regalos y promociones ocasionales ocultan muchas veces una gestión cara que acabará mermando el dinero que finalmente reciba el ahorrador. Un punto más en el cobro de comisiones supondrá recibir 24.000 euros menos en el momento de la jubilación.

A plazo de 5 años la rentabildad media de los fondos de pensiones es del 0,65% anual, inferior a la comisión que han percibido los gestores

Pocos productos financieros fidelizan más a la clientela que los planes de pensiones, aunque la ley contemple la posiblidad de cambiar de una gestora a otra cuantas veces se quiera. Tal vez, sólo las hipotecas tienen ese mismo efecto de cautividad por el que la relación entre la entidad financiera y el cliente se prolonga por decenas de años. Y las cifras son importantes, ya que hay 6,8 millones de españoles que tienen un plan individual de pensiones que movían a cierre del pasado mes de octubre 33.167 millones de euros.

Ha comenzado ya la anual campaña de comercialización de los planes de pensiones y los más variopintos regalos para atraer clientes y mantener a los actuales compiten con aportaciones gratuitas que realizan las entidades financieras siempre que el cliente se comprometa a mantener el plan por un periodo de tiempo determinado.

El oropel de los regalos y de las aportaciones gratuitas llevan a muchos ahorradores a olvidarse de otros aspectos determinantes a la hora de elegir un plan de pensiones u otro. "Criterios como la edad del aportante, la calidad y la consistencia de la política de gestión, las comisiones o el asesoramiento recibido a la hora de planificar y elegir los productos más adecuados deberían ser las variables más importantes. Sin embargo, parece que el principal reclamo, y sin duda el más fácil, para que el inversor tome sus decisiones de ahorro de cara a la jubilación son los regalos que permiten completar el ajuar doméstico a un coste aparentemente nulo", apunta Gadea de la Viuda responsable de marketing de Abante Asesores.

La rentabilidad conseguida años atrás es un argumento de más peso para decantarse por un plan de pensiones que la planitud de una pantalla televisiva regalada. Y además, ya existen fondos de larga andadura (hasta quince años) para comprobar la pericia de los gestores. Tiempo suficiente con bolsas en máximos, fuertes crisis y cambios significativos en los tipos de interés. La evolución de los últimos años en cuanto a rentabilidad ha sido decepcionante para el conjunto de planes de pensiones. Tomando como referencia la media del sector, la rentabilidad anual a cinco años es de sólo el 0,65% anual, mientras que a tres años se reduce hasta 0,40% por ejercicio. Y eso, por la evolución negativa de los fondos de pensiones de Bolsa y por los bajos tipos de interés. Ganancias muy inferiores a las comisiones que han cobrado los gestores de los fondos por mover el dinero de sus clientes.

A 15 años, sin embargo, la rentabilidad es ya mucho más razonable y la media de fondos han obtenido cada año una ganancia del 7,11%. De este plazo, los peores son los de Bolsa, que deben conformarse con sumar cada año una ganancia del 3,82%.

También el ahorrador debe adecuarse al perfil de riesgo, en el que cobran gran importancia los años que restan hasta la jubilación, momento en el que empezará a percibir el dinero ahorrado junto con los intereses que se han generado. Cuanto más cerca esté el ahorrador de jubilarse, menos riesgo debe asumir para que no se esfume la ganancia acumulada durante años. Los fondos de pensiones de menos riesgos son los de renta fija a corto plazo y los garantizados. Los de renta fija a largo plazo, los mixtos, los de renta variable mixta y los de renta variable incorporan más posibilidades de ganancia, pero también de pérdida. Así, los más adecuados para los ahorradores más jóvenes son los ligados a la Bolsa.

Pero otra de las claves en la elección del fondo es la comisión que cobran anualmente y que, lógicamente, se refleja en la rentabilidad que finalmente ofrecen a los inversores. Es decir, en la ganancia que publican estos fondos se está incluyendo ya la comisión que perciben. Los dos principales costes de un fondo de pensiones son la comisión de gestión y la del depositario. En España existe libertad de comisiones, pero se establecen unos techos. En el caso de la comisión de gestión, el máximo que pueden cobrar las gestoras es el 2% del patrimonio que mueven anualmente, mientras que la máxima permitida en custodia es el 0,6%. Así, un fondo de pensiones puede perfectamente partir cada año con 2,5 puntos menos de rentabilidad que, según la situación actual de los tipos de interés -caso de los fondos de renta fija-, hace difícil una ganancia apeteticible. En el último año, los fondos de renta fija a corto plazo acumulan una rentabilidad del 1,27%. En este caso, con tipos al 2,5%, la comisión es determinante en el resultado final.

Pues bien, los efectos de los costes de gestión se hacen más patentes con el paso de los años. En un plazo de 25 años, periodo frecuente en esta industria de los planes de pensiones, cobrar cada año 1 punto más comisión puede representar mucho dinero para el partícipe del fondo. Por ejemplo, en el supuesto de una rentabilidad anual del 7% (la que actualmente ofrecen los fondos de media en 15 años) un ahorrador que hubiera soportado una comisión anual del 1,5% e invirtiera 5.000 euros al año, tendría 318.577 euros para su jubilación. Ese mismo ahorrador, soportando una comisión del 2,5%, vería la cuantía dismunuida hasta los 274.830 euros. Es decir, percibiría 44.000 euros menos. Una cantidad nada despreciable para disfrutar.

Siguiendo el mismo ejemplo, y un plazo de 20 años, el ahorrador dispondría finalmente de 30.000 euros, según los datos facilitados por Abante Asesores.

El regalo paga

Por último, el ahorrador debe también tener en cuenta que los regalos o las aportaciones aparentemente gratuitas con los que las gestoras quieren captar su fidelidad deben pasar por el tamiz de Hacienda.

En el caso de regalos (remuneraciones en especie) el importe a integrar lo calcula la entidad, incrementando el precio de coste en un 20%. Si se trata de una bonificación dineraria, se integrará el importe bruto como rendimiento de capital mobiliario y se deducirá en cuota la retención practicada por la entidad, el 15%.

En cuanto a las bonificaciones dinerarias, la práctica habitual es su ingreso en la cuenta corriente del cliente (ya que el promotor de un plan del sistema individual no puede realizar aportaciones a favor de los partícipes), siendo en algunos casos obligatorio destinar estas cantidades a aportaciones futuras.

La campaña de planes de pensiones da más peso este año a las aportaciones dinerarias que a los regalos.
La campaña de planes de pensiones da más peso este año a las aportaciones dinerarias que a los regalos.TEJEDERAS

A vueltas con la fiscalidad

Las declaraciones del secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, sobre la posiblidad de recortar los beneficios fiscales a los planes de pensiones han provocado un revuelo en el sector.

La ventaja frente a otros productos consiste en que las aportaciones se pueden reducir de la parte regular de la base imponible del IRPF, con los límites de 8.000 euros en los planes individuales, aunque para los partícipes con edad superior a los 52 años, el límite anterior se incrementará en 1.250 euros adicionales por cada año de edad del partícipe que exceda de 52.

Sin embargo, la ventaja en el momento de aportar pierde fuerza cuando llega el momento de cobrar. Así, cuando la prestación se materialice en una percepción única por el capital equivalente, se tratará como rendimiento del trabajo y se le aplicará una reducción del 40%. Mientras que cuando se materialice en forma de renta, se tratará como rendimiento del trabajo. Ningún chollo.

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