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Reportaje:

Hace 13 millones de años

La localidad barcelonesa de Hostalets de Pierola se despierta como cuna de un antecesor de primates y hombres

Pere Barbado es alcalde de Hostalets de Pierola. Ayer sonreía. Sabe que le ha tocado la lotería. Y sin jugar. Su premio gordo es un ancestro humano encontrado en la población y que responde al nombre de Pau (Pablo en catalán, pero también paz). Vivió hace unos 13 millones de años, según ha confirmado la revista Science. Ayer Barbado era un hombre pegado a un teléfono por el que no dejaban de llegar propuestas para la población. Las más, vinculadas a la promoción turística. El propio municipio está pensando en vender camisetas estampadas con los ojos de Pau y la leyenda "una mirada de 13 millones de años".

Pere Barbado es muy consciente del significado del descubrimiento. No es paleontólogo, pero sí arqueólogo. Y ha estado cuatro veces excavando en Siria. "Yo buscando allí, y aquí mira lo que había", exclama sin ápice de nostalgia.

También es arqueóloga la concejal de cultura, Judith Llopart, aunque vive de una tienda de marcos situada en la vecina Igualada. Ambos han trabajado casi a escondidas en el museo dedicado a los descubrimientos que abrirá sus puertas la próxima semana. "No podíamos decir nada hasta que Science publicara el descubrimiento", explica el alcalde.

En la población, el secreto era conocido a medias. Se sabía del hallazgo, aunque no de su importancia y significado. En la tienda Sala, donde se vende de todo con especial atención a la producción propia chacinera, los clientes hablan de Pau. Unos se quejan del sigilo municipal. Ayer se enteraron por los medios de comunicación. Otros, en cambio, parecen estar al cabo de la calle. En el casal, que sirve de espacio de recreo y de bar, hay esperanzas de futuro: "Si se organiza bien la exposición vendrán muchos colegios y eso dará vida al pueblo".

Hostalets de Pierola no es una población mortecina. Situada a unos 50 kilómetros de Barcelona, se ha beneficiado de la mejora de la autovía A-2 y de la carretera adecentada con motivo de la construcción de un vertedero donde, precisamente, apareció el esqueleto que ha colocado la localidad en el mapa mundial.

"Lo que más nos gustaría", dice el alcalde, Pere Barbado, "es disponer de un laboratorio que permitiera a los visitantes comprobar cómo se trabaja en paleontología. Creo más en algo así que en un museo de piezas dispersas". No obstante, piezas dispersas hay por toda la población. Los hallazgos han sido frecuentes y quien encuentra algo, como norma, lo guarda y se lo queda.

El caso de Pau es diferente. Ha aparecido durante unas explanaciones de terreno para aumentar el espacio de un vertedero. La empresa que lo explota es la que paga la investigación. Con cada excavadora hay un paleontólogo y cuando aparece algún elemento potencialmente interesante la máquina para, se analiza el terreno, se observa lo encontrado y, si ha lugar, se guarda. No resulta difícil porque el terreno es arcilloso y rojizo; los restos, en cambio, tienden a ser blancuzcos, de modo que destacan.

Los paleontólogos que acompañan a los conductores de las excavadoras aseguran que la colaboración es total, hasta el punto en que, a veces, es el conductor el primero que se da cuenta del hallazgo y para la máquina. A partir de ahí, se despeja el terreno y se inicia un proceso manual para evitar que se pierda el material que pueda encontrarse.

El municipio tiene proyectado un espacio que sirva de almacén para estas piezas. La inmensa mayoría son restos de animales más o menos coetáneos de Pau. "La suerte es que el esqueleto apareció en los primeros movimientos de tierras", precisa Barbado. Luego no se ha encontrado nada más de este calibre.

El vertedero ha ido creciendo con una contenida oposición en la localidad. "Aparece en los periodos electorales", explica un vecino en el casal. La coordinadora contra el vertedero emitió un comunicado condenando lo que, en su opinión, es un atentado contra el conocimiento de la historia humana.

En términos generales, Pau ha sido acogido por la población como un vecino más, eso sí, con mayor proyección internacional. Pero alguno de los hostalenses expresa un ligero temor por el nombre que ha recibido: Pierolapitecus catalaunicus. Como a alguien le dé por abreviar, en vez de Pau acabará por llamarse Piero y parecerá que es italiano.

Pere Barbado, alcalde de Hostalets de Pierola, en la exposición sobre Pau en el pueblo.
Pere Barbado, alcalde de Hostalets de Pierola, en la exposición sobre Pau en el pueblo.MARCEL·LÍ SÀENZ
El <i>Pierolapithecus catalaunicus,</i> según <i>Science.</i>
El Pierolapithecus catalaunicus, según Science.

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