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Barbarigo desdeña el retrato por falta de espontaneidad y libertad artísticas

La pintora, que dibujó a Mitterrand, presenta una muestra en el IVAM

Ferran Bono

La pintora veneciana Ida Barbarigo, de 80 años, presentó ayer en el IVAM la primera retrospectiva que le dedica un museo español, integrada por 187 obras, entre óleos, gouaches y acuarelas. Esposa e hija de artistas, Barbarigo es conocida sobre todo en Italia y Francia. Fue retratista de Mitterrand por deseo del ex presidente francés. Ayer Barbarigo puso reparos a este género pictórico porque la obra debe ser "fruto de la libertad y la espontaneidad".

"Y el retrato no es libre" sobre todo si es un encargo, apuntó la artista a propósito de la serie de retratos que hizo de Mitterrand, y de la que no se mostró muy satisfecha. "Tiziano era un gran retratista pero, aun así, era mejor cuando era libre", cuando dejaba rienda suelta a su imaginación. No obstante, Barbarigo, que vive en Venecia y París y ha expuesto en múltiples ciudades, no podía negarse a la petición "de Estado" del entonces presidente francés, que solía visitar en calidad de amigo el palacio del Gran Canal, residencia de la pintora y su marido, el también artista Zoran Music, objeto de otra exposición del IVAM hace unos años.

Descendiente de una familia cuyas fiestas en el siglo XVII fueron comentadas por el propio Casanova, Barbarigo tildó al fallecido político socialista francés como un "hombre extraordinario y de pocas palabras, que no entraba en las habitaciones sino que aparecía", al que no parecía gustarle mucho la expresión de uno de sus retratos. La exposición, que se puede contemplar hasta el 30 de enero, exhibe un retrato -"de los menos malos", apostilló la autora con media sonrisa- de Mitterrand.

El inesperado relato de una porción de la vida y obra de esta artista figurativa e informalista, que ella misma narró sin afectación y con mucho sentido del humor, llamó la atención de los asistentes a la presentación de la muestra, comisariada por Isabel Serra y Kosme de Barañano (que no estuvo presente). No sólo explicó que sus fuentes de inspiración se hallan "en el ser humano, los objetos que lo rodean, los reflejos del agua, la mitología, la libertad, la soledad o el vacío existencial", sino que recordó, utilizando incluso alguna palabras del dialecto veneciano, las dificultades de una mujer de abrirse paso como pintora y no como madre esposa o monja; la revelación que supuso ver, por ejemplo, un cuadro de Cézanne, o el determinante punto de inflexión que significó trasladarse a vivir a París, donde conoció a Picasso o Miró, entre muchos otros.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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