Michel Colombier, compositor
Michel Colombier, cosmopolita compositor francés, falleció el pasado domingo en Santa Mónica (Estados Unidos) a los 65 años de edad, tras una tenaz lucha contra el cáncer.
Como otros músicos de su generación, Colombier se educó en conservatorios pero cayó bajo el hechizo del jazz, como pianista y arreglador. Una vez terminó su servicio militar, se lanzó a la vorágine de la vida musical en París, alternando sus trabajos alimenticios -publicidad, el puesto de director musical en la discográfica Barclay- con encargos más comprometidos, especialmente en el mundo de la danza.
La audacia de sus planteamientos era notable: la música que hizo con Pierre Henry, para el espectáculo Misa para el tiempo presente, de Maurice Béjart, todavía suena en las pistas de baile, en la versión original o en remezclas de magos como Fatboy Slim.
Fue uno de los artífices del esplendor del pop francés durante los años sesenta, una edad de oro que debe mucho a esa escuela de compositores y arregladores que sostenían en las sombras el star system de Salut les copains (la sintonía del programa era precisamente obra de Colombier); Serge Gainsbourg fue uno de los que se benefició de sus habilidades, aunque también colaboró con Charles Aznavour o Claude Nougaro.
Al servicio de Petula Clark, la cantante británica de gran popularidad en Francia, Colombier llamó la atención de Herb Alpert, el fundador del sello A & M. Allí editó en 1971 Wings, un ambicioso trabajo de pop orquestal que le abrió el mercado internacional.
Formado en el cine francés, al lado del realizadores como Jean-Pierre Melville, Jacques Demy o Bernard Blier, entró con facilidad en Hollywood.
Su labor en el score de Purple rain, la película con Prince, confirmó su afinidad con los músicos y los cineastas negros, que le denominaban the funky frenchman (el francés funky). Dentro de la industria del cine, el eclecticismo de Colombier le evitó el encasillamiento habitualmente reservado a compositores europeos, a los que se les suelen encasillar en trabajos de aliento romántico.
Cierto que Colombier no tuvo la oportunidad de poner música a grandes películas: su nombre aparece en títulos de Eddie Murphy, Tom Selleck, Dan Aykroyd o Madonna.
Sin embargo, los contactos en Los Ángeles le abrieron muchas puertas y su currículo incluye una asombrosa variedad de colaboraciones: los Beach Boys, Jaco Pastorius, Barbra Steisand, Herbie Hancock, Supertramp, Luis Miguel, Bill Withers, Joni Mitchell, Brandford Marsalis, Earth Wind & Fire o Kronos Quartet.
Su creencia, desarrollada a lo largo de más cuarenta años de carrera, era que sólo había un tipo de música, que se expresaba "a través del soul, el tango, el rock, las partituras sinfónicas, las técnicas electroacústicas o lo que me pida el cuerpo en un momento dado". Su carácter camaleónico explica una obra tan inmensa como variada.-
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