¿Miedo o libertad?
Tenía yo cinco años y mi maestra de parvulitos me amenazaba con el fuego eterno del infierno. Mientras tanto, el cura del pueblo, en el sermón de una misa en latín, que hacía de espaldas a todos nosotros, bramaba en el sermón, desde el púlpito, sobre el "santo temor de Dios" y amenazaba con lo mismo que la maestra y añadía algo de llanto y crujir de dientes que yo no entendía muy bien. Qué miedo pasé entonces. Quise ser cura para ver si así se me quitaba el miedo y, menos mal: mi padre no quiso. Qué alivio.
Después estudié educación secundaria, durante siete años, con unos curas muy majos. Unos ya han fallecido, otros dejaron el sacerdocio; algunos continúan su apostolado. Todos ellos, a través de mucho diálogo y de ver el día a día, me convirtieron en no creyente. Adiós miedo.
Ahora, con bastantes más años, en un país democrático y no confesional, los obispos y cardenales piden que los creyentes no apoyen leyes "no inspiradas en la ley de Dios" y promulgan campañas donde movilizan a sus párrocos (que suelen pedir el voto para la derecha), a los profesores de religión que nombran y despiden ellos -los obispos-, pero los pagamos todos a través de las consejerías de Educación. ¡A través de mis impuestos! Quieren que la educación católica sea obligatoria y, además, evalúe. Y les da lo mismo lo que diga el Gobierno de España, democráticamente elegido -seguramente en contra de su opinión-, porque quieren seguir atemorizando. Amenazan con que las decisiones del Gobierno "pueden ser el fin de la democracia". Como Acebes en la apertura del congreso nacional del PP, que, sin el menor pudor, nos ponía "al borde del 36".España es, porque así lo hemos querido, un país libre y no confesional. Cualquier religión, incluida la católica, se debe impartir en las respectivas iglesias y autofinanciarse con sus creyentes. Sin miedos. Están fabricando ateos a montones. Qué pena dan.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.