Vecinos contra un oratorio
El proyecto de abrir un lugar de culto musulmán en Llíria, despierta el rechazo de un sector del pueblo
La calle de Casaus, al noreste de Llíria, es corta y tiene la misma proporción de fincas y de naves industriales. En el número nueve, antiguo almacén destartalado, la asociación Asham para la Interculturalidad y el Acercamiento proyecta abrir un centro que sirva como oratorio para la comunidad musulmana y en el que se desarrollen actividades culturales.
La solicitud de la licencia de actividad al Ayuntamiento despertó el rechazo de un sector del vecindario, que ha presentado 2.000 firmas en contra de la "mezquita" ante el registro municipal.
Preguntados por los motivos de su oposición, los vecinos despliegan una amalgama de argumentos que va de la falta de aparcamientos al miedo a las células islamistas. Todos rechazan las acusaciones de xenofobia, pero las opiniones de algunos parecen confirmarlas. "José de Liria" sostiene: "Tienen una cultura ajena a la de aquí. Ni nosotros nos vamos a entender con ellos ni ellos con nosotros".
Algunos residentes señalan al auge de la construcción como motor de la campaña
En Llíria hay censados, según el alcalde, unos 400 nacionales de países mayoritariamente musulmanes. Mohamed, nombre ficticio de un magrebí casado con una española y que lleva años viviendo en la capital del Camp de Turia, explica que el proyecto nació para ahorrar desplazamientos. "Los que son practicantes, porque muchos no lo son, van a Valencia" -60 kilómetros la ida y vuelta-, "o rezan en su casa. Y se habló de buscar un sitio más cerca, en el que además se dé a los niños clases de español como refuerzo. A mí eso me parece bien".
Aunque en los alrededores de la calle de Casaus el rechazo parece amplio, existen también opiniones como la de María, que asegura que los musulmanes "tienen el mismo derecho al culto que los católicos o los adventistas". Otros dan un paso más, y dejan caer que el desarrollo urbanístico de la zona, donde pueden contarse varios edificios en construcción, está detrás de la campaña opositora, porque el oratorio haría caer los precios. Como indicio, destacan que el breve texto que acompaña a las firmas es anónimo.
Mohamed, en cualquier caso, lo tiene claro: "Lo que importa es seguir viviendo como hasta ahora, pacíficamente. Y si va a crear enfrentamiento, yo, personalmente, tiraría la toalla". Aunque suponga renunciar a un derecho.
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