Tres carrilles para un puente

Alfredo Guerisoli ha llegado a tardar una hora y cuarto en recorrer los 17,5 kilómetros que separan su casa del lugar donde trabaja. "Sobre todo pasa en verano y cuando llueve", explica mientras conduce su vehículo por la Autovía del Mediterráneo (A-7) rumbo al centro de Málaga. Vive en Rincón de la Victoria, una población que está a unos 12 kilómetros de la capital en la que muchos malagueños tienen su segunda residencia.

Es precisamente por esto, por lo que los lunes, el trayecto se convierte en una pesadilla. "Hay muchos que vuelven a la capital temprano y las colas se hacen insoportables", comenta Guerisoli. Los días laborables sale de casa a las 8.45. Todo va bien hasta la entrada del túnel Cerrado de Calderón. Los coches disminuyen la marcha y avanzan en primera. "Hemos llegado hasta ocho kilómetros de atasco y siempre en el mismo lugar", comenta. Según Alfredo, "un día bueno" puede haber unos dos kilómetros de circulación lenta.

"La solución es tan simple como habilitar un carril más en este puente", comenta, "si el túnel tiene tres, no entiendo porque no se utilizan todos". Guerisoli recuerda que su idea se puso en práctica hace dos veranos, pero después Tráfico no ha vuelto a repetirala.

Si prevé que las retenciones pueden acabar con su paciencia pone en práctica algunos trucos como esquivar el túnel cogiendo la salida de Pedregalejo y entrar en el siguiente acceso. Lleva 22 años viviendo en Málaga y se conoce varios atajos; de algo le tenían que servir sus horas al volante.

El siguente problema en su camino al trabajo en Málaga lo encuentra en la salida de Ciudad Jardín. Otro kilómetro de atasco, esta vez "a causa de un semáforo". Sin tráfico, tarda para el mismo trayecto entre 12 y 15 minutos. Aunque la situación pinta fea, Alfredo Guerisoli es afortunado. Vive en una casa relativamente cerca de la autovía y como es uno de los socios de la empresa en la que trabaja puede elegir la hora de su incorporación, una franja horaria en la que normalmente ya ha pasado lo peor.

Entre las 8.00 y las 9.00 el mismo trayecto es toda una odisea, sobre todo para los conductores que no pueden elegir horario y tienen que fichar en su puesto de trabajo. Algunos malagueños se levantan más temprano y aprovechan el tiempo para practicar algún deporte en gimnasios de la capital, otros, más drásticos, se han ido a vivir al centro y así dormir una hora más.

Los otros puntos calientes de la ciudad, en los que el tráfico se atasca y las colas de coches pueden extenderse por kilómetros son la ronda de circunvalación, sobre todo los lunes por la mañana en la confluencia de la ronda con la autovía A-357, a la altura del Palacio de Ferias; y entre esta zona y el polígono de Santa Bárbara, en sentido Cádiz.

También hay retenciones de forma habitual en la travesía con semáforos de San Pedro de Alcántara (Marbella), pendiente de su soterramiento, o en los accesos a la zona del aeropuerto malacitano, por la antigua N-340, sobre todo cuando llueve. Por las tardes, en la ronda, los atascos se producen entre la zona de Guadalmar (Plaza Mayor) y el llamado falso túnel de Carlos Haya, o en la confluencia de la ronda con la autovía A-45 Málaga-Antequera, de entrada a Málaga, por vehículos pesados.