El PP rompe el pacto sobre el presidente del Tribunal de Cuentas e impone a su candidato
Ubaldo Nieto es reelegido, por primera vez sin consenso, por siete votos frente a cinco
El PP rompió ayer el histórico pacto existente en el Tribunal de Cuentas para elegir al presidente de esta institución. Los populares aprovecharon su mayoría entre los consejeros, siete frente a cinco, para imponer la continuidad de Ubaldo Nieto. El pacto consistía en que el presidente del tribunal sería del mismo color del partido que gobierna. Lo acordaron en 1994 los entonces portavoces del PSOE, Joaquín Almunia, y del PP, Rodrigo Rato. La ruptura del compromiso supone también que por vez primera en la historia de este tribunal el presidente haya sido elegido sin consenso.
El resultado de la votación entre los 12 consejeros del Tribunal de Cuentas dio la presidencia al candidato propuesto por el PP, Ubaldo Nieto, de 71 años, que ejerce el cargo desde 1997, y que ayer contó con el respaldo de los seis votos de los consejeros del PP más el del independiente. Los cinco consejeros socialistas votaron a su propio candidato, Lluís Armet.
También resultaron elegidos al frente de las secciones de Fiscalización y Enjuiciamiento, Manuel Núñez, del PP, y Ana Pérez Tórtola, del PSOE. Ambos candidatos ya ejercían esos mismos cargos con anterioridad. Se da la peculiaridad de que los consejeros son elegidos cada nueve años por el Congreso y el Senado y, sin embargo, el presidente y los responsables de las secciones de Fiscalización y Enjuiciamiento lo son sólo cada tres años. De ahí que a veces no concuerde el color de la mayoría parlamentaria y del Gobierno con la composición del Tribunal de Cuentas.
Antes de proceder a la votación del presidente del Tribunal de Cuentas, los consejeros socialistas -Lluís Armet, Luis Martínez Noval, Felipe García, Ciriaco de Vicente y Ana Pérez Tórtola- recordaron a los consejeros del PP el pacto verbal que cerraron en 1994 los portavoces del Congreso por el PSOE, Joaquín Almunia, y por el PP, Rodrigo Rato.
Ese pacto, según los consejeros socialistas, consistía en que el presidente del Tribunal de Cuentas debe ser del mismo color político que el del partido que gobierna para subsanar el desajuste temporal entre los plazos de elección de los consejeros del tribunal y de su presidente.
En 1994, gobernando el PSOE, Almunia y Rato pactaron que la presidencia del tribunal recayera en la socialista Milagros García Crespo. Tres años después, en 1997, con motivo de la renovación de la presidencia del tribunal, el PSOE accedió, en cumplimiento del pacto entre Almunia y Rato, a que la presidencia fuera para el PP porque en ese momento gobernaba este partido. El PSOE accedió entonces a la renovación, pese a que la mayoría de los consejeros eran socialistas. La elección en 1997 del candidato del PP, Ubaldo Nieto, que fue reelegido ayer, contó con diez votos favorables -del PP y PSOE- y otros dos en blanco, uno del propio Nieto y el otro de un socialista.
Los consejeros socialistas protestaron porque, además de incumplirse el pacto de 1994, ayer fue la primera vez que se elegía en la historia democrática del Tribunal de Cuentas a su presidente sin el consenso entre los dos partidos mayoritarios.
Los consejeros del PP, que finalmente impusieron su mayoría en el tribunal para elegir al presidente, no alegaron nada. No obstante, la pasada semana en el curso de la negociación que mantuvieron el secretario general del Grupo Parlamentario Socialista, Diego López Garrido, y el dirigente del Grupo del PP, Vicente Martínez Pujalte, para llegar a un acuerdo, éste último cuestionó la existencia del pacto. La estrategia del PP la acordaron el martes, 26 de octubre, en un encuentro de los consejeros populares del tribunal con el secretario general del partido, Angel Acebes, y los dirigentes Ana Mato y el propio Martínez Pujalte.
Los socialistas, más allá de sus protestas, se plantean varias posibilidades. Algunos creen conveniente que el Gobierno tome una decisión similar a la que tomó cuando el PP impuso su mayoría en el Consejo General del Poder Judicial en la composición de los tribunales, esto es, cambiar por ley la forma de elección.
Otros consejeros socialistas aconsejan también la posibilidad de fijar por ley los 72 años como límite a la edad de jubilación de los consejeros del tribunal. Su aplicación supondría la jubilación en breve plazo de la mayoría de los consejeros del PP: Juan Verde, que tiene 77 años; Ubaldo Nieto, el presidente reelegido, con 71 años así como Manuel Núñez, con otros 71, y un cuarto de la misma edad.
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