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La ONE celebra el 70º aniversario de Antón García Abril con dos conciertos

Jesús Ruiz Mantilla

Ha elegido sus últimas obras y no el típico repaso a una carrera, a modo de inventario sonoro. Antón García Abril (Teruel, 1934) va a celebrar un 70º cumpleaños de capricho, con dos conciertos de la Orquesta Nacional, dirigida por García Asensio, que interpretarán hoy en Zaragoza y el día 15 en Madrid tres obras del compositor español prolífico, activo y presente en multitud de programas. "He elegido mis tres últimas obras para estos conciertos. La primera parte consta de tres escenas del ballet La gitanilla, basado en la novela ejemplar de Cervantes, y Juventus, un concierto para dos pianos, que interpretan Rosa Torres-Pardo y Leonel Montes. Para la segunda parte he elegido mi obra sinfónica El mar de las calmas".

Mira hacia atrás con un reposo contagioso, pero sobre todo hacia adelante, con una energía gruesa. No se arrepiente de casi nada, "nunca de lo que merece la pena", dice, y celebra este presente de variedad, libertad, eclecticismo, "donde cada creador puede desarrollar su inventiva sin que nadie le vigile", cuenta. Lo dice sin rencor, pero consciente de que pertenece a una generación, la del 51, radicalmente vinculada a las vanguardias y sospechosa de todos aquellos que se empeñaran en seguir otros caminos que no condujeran a la ciudad alemana de Dams tadt, donde surgió el principal grupo en aquellos tiempos. "Aquel santuario se convirtió en una dictadura", recuerda.

También de una manera a veces estrecha de desarrollar ciertos lenguajes. No es casualidad que los principales compositores españoles ligados a esa época, como Cristóbal Halffter, Luis de Pablo, Carmelo Bernaola o él, no hayan hecho ópera hasta mucho después. "En ese periodo se buscaba apartarse de la melodía y la ópera, al ser música con texto, la requiere. Por eso hemos llegado tarde al género".

Él lo ha explorado con Divinas palabras, basada en la obra de Valle-Inclán, que se estrenó en el Teatro Real en 1997. "Me he llevado una alegría hoy mismo porque quieren representarla en Moscú y en Buenos Aires", asegura. Pese a haber llegado tarde a la ópera, García Abril no ha dejado de lado otros campos vocales. "Mis seis cantatas y mis más de 100 canciones lo demuestran. Yo comprendí pronto que no podía apartarme de la melodía", asegura.

Tampoco se ha apartado jamás del piano, un instrumento al que considera "el más autosuficiente de todos". Aunque quiere completar su repertorio para el teclado con un homenaje a su tierra. "Mis composiciones para piano han sido muy complicadas o demasiado sencillas, quería hacer algo que fuera un término medio entre las dos y lo estoy intentando con unas piezas amantinas, basadas en Los amantes de Teruel, de mucha inspiración romántica, para homenajear a mi tierra", anuncia.

En el camino andado aprecia una variedad que le satisface y una unidad que le sorprende un poco, pero le gusta. "Todo compositor tiende a hacer cosas distintas con sus creaciones, cada obra es una evolución, una variante sobre la anterior, pero también me he dado cuenta al repasar mi trabajo con el tiempo que existe una unidad en el orden estético, técnico y ético y eso es muy gratificante", dice García Abril.

Antón García Abril.
Antón García Abril.
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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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