Renfe aprueba esta semana su nueva estructura organizativa
La compañía abandona la gestión del tráfico ferroviario
El Consejo de Administración de Renfe aprobará este mismo jueves su conversión en una mera compañía de transporte, abandonando así el resto de sus actuales funciones como la gestión del tráfico y de la infraestructura ferroviaria, que serán asumidas por un nuevo organismo, el ADIF. La compañía se prepara así para la liberalización ferroviaria, el 1 de enero del próximo año 2005.
Renfe será en breve la Iberia ferroviaria, una mera compañía de transporte de viajeros y mercancías, y abandonará el resto de las funciones que viene desempeñando desde su nacimiento, en 1941.
El consejo de administración de la compañía pública aprobará este jueves su nueva estructura organizativa, en la que se definirán sus nuevas competencias como Renfe Operadora, y las del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), el organismo que asumirá el resto de las funciones.
De esta forma, la compañía se adelanta a la exigencia de la Ley de Liberalización del Ferrocarril, que entrará en vigor el 1 de enero de 2005, de separar la gestión del sistema ferroviario, que quedará en manos públicas, de la del transporte, mercado en el que las compañías privadas podrán entrar a competir con Renfe Operadora.
La nueva organización debe definir el número de empleados y los activos que se quedarán en Renfe Operadora, los que se traspasarán al Adif. En principio se estima que este organismo puede asumir hasta la mitad de la plantilla y activos por 7.000 millones de euros.
Absorción del GIF
Paralelamente, el Adif tiene que absorber al Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF), el ente público que se encarga de la construcción y gestión de las nuevas líneas de alta velocidad (AVE), por lo que nacerá con compromisos de inversión de 22.000 millones hasta 2010. Renfe conservará activos (material rodante) por más de 2.300 millones de euros.
Las funciones del Adif serán muy similares a las que desempeña Aeropuertos Nacionales y Navegación Aérea (AENA) en materia aeroportuaria. Así, estará encargado de la construcción y mantenimiento de las líneas y también de la gestión del tráfico, otorgando los permisos de ocupación de la vía a las diferentes empresas que deberán pagar un tasa por el uso de las mismas.
La nueva Renfe Operadora arrancará con una deuda de 1.379 millones de euros, frente a los 7.255 millones de euros que tiene actualmente. El saneamiento se está llevando a cabo en dos fases. La primera tuvo lugar a finales de septiembre con la decisión del Consejo de Ministros de la asunción por parte del Estado de 5.459 millones de euros de la deuda de la compañía ferroviaria.
Tras esta decisión, que supone un saneamiento de las cuentas de Renfe, la empresa tiene una deuda de 2.466 millones de euros, que corresponde a inversiones en nuevos trenes e infraestructuras. En la segunda fase, a partir del 1 de enero, esta cifra se dividirá entre las dos nuevas entidades: Renfe Operadora asume 1.379 millones de euros y el Adif los restantes 1.087 millones.
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