Chequeo al planeta

Acaban de recorrer el río Amazonas en globo y están a punto de emprender rumbo al desierto de Egipto en un viaje que atravesará, a lomos de 18 camellos, la inmensidad del Gran Mar de Arena reflejado en la famosa película El paciente inglés. Los integrantes del programa de TVE Al filo de lo imposible no paran de rastrear los pocos lugares vírgenes que quedan en el planeta. Desde hace siete años han ido recopilando imágenes espectaculares para la serie La tierra que heredamos, que esta noche estrena La 2 (21.45). El resultado ha sido una producción concentrada en tres capítulos que pretende ser "una mirada nostálgica sobre los últimos lugares que no han sido urbanizados ni contaminados", explica Sebastián Álvaro, director de Al filo de lo imposible.

El equipo de 'Al filo' muestra los territorios más incompatibles con la vida humana

El infinito desierto del Taklamakán, la impresionante cordillera del Himalaya, la inmensidad del Polo Norte o el sagrado monte Kailas son algunas de las zonas que han centrado su curiosidad. "Hemos intentado recuperar la conciencia del valor del paisaje. La vieja idea de los geógrafos de que el paisaje no es solamente lo que nos rodea sino que tiene un componente espiritual", añade.

En este chequeo al planeta, la serie ahonda en los efectos que el desarrollo ha tenido en los últimos 150 años en parcelas especialmente sensibles como ríos, bosques, montañas y glaciares. "Nos estamos cargando el planeta", advierte Álvaro mientras recuerda los negros presagios de un reciente informe que alerta sobre la posibilidad de que dentro de 65 años desaparezcan los hielos del Ártico como consecuencia del calentamiento global.

'Tíbet secreto', el episodio que abre la serie, se detiene en uno de los lugares más fascinantes e inhóspitos y retrata a sus enigmáticos pobladores. Sostienen los responsables de La tierra que heredamos que en ningún otro lugar el territorio (una planicie árida y reseca en el mayor altiplano del mundo) y la religión (impregnada por el misticismo budista) se han unido de manera tan enérgica.

El segundo capítulo viaja al corazón del Asia central, donde se levanta la gran escultura del Karakorum, con cuatro cimas que superan los 8.000 metros. A las faldas de estos colosos viven los guerreros que mayor fiereza han demostrado desde los tiempos de Alejandro. El tercer capítulo se traslada a los gélidos polos, territorios incompatibles con la vida humana: el Ártico, un océano congelado, y la Antártida, el sexto continente del planeta.

A diferencia de otras producciones de Al filo de lo imposible, en esta ocasión actúa como presentador el catedrático de Geografía y premio nacional de Medio Ambiente, Eduardo Martínez de Pisón. "Su talento y sabiduría han dado a La tierra que heredamos una mirada singular", confiesa Álvaro. Esta visión tiene "un toque de romanticismo", el mismo que en el siglo XIX animó a los primeros defensores del medio ambiente a salvaguardar la naturaleza.

Para el director de la serie, las imágenes son "conmovedoras" no sólo por la belleza del paisaje, sino por "el mensaje que intentan transmitir". De hecho, el documental se plantea como una "llamada de atención" para conservar un territorio recibido en herencia. "Perder las pocas zonas vírgenes que nos quedan es una barbaridad que compromete el futuro de nuestros hijos", afirma Álvaro en tono de denuncia mientras critica por igual tanto la construcción de la gigantesca presa de las Tres Gargantas, en China, como la expansión sin límite de las estaciones de esquí en el Pirineo español.

Tras La tierra que heredamos, La 2 tiene previsto emitir una nueva tanda de Al filo de lo imposible, la obra documental más premiada de los últimos años, que entra de lleno en el espíritu de la programación de calidad por la que apuesta la televisión pública. En esta etapa, TVE ha incrementado el peso en la parrilla de programas culturales, de debate y entrevistas con Miradas 2, Estravagario,

Las cerezas, Crónicas, Enfoque y 59 segundos.