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Reportaje:

La energía no se destruye, se dilapida

La electricidad que derrochan los hogares valencianos en un año alimentaría los focos de Mestalla durante 400 temporadas

La energía ni se crea ni se destruye, según las leyes de la termodinámica. Pero también se disipa. Y, en muchos casos, se dilapida.

La compañía eléctrica Unión Fenosa, en sintonía con una campaña que impulsa el Ministerio de Industria, ha elaborado una encuesta para establecer el grado de eficiencia de los hogares en la gestión de la energía y difundir hábitos destinados a optimizar el consumo. Ángel Ramos, responsable del centro de eficiencia energética de Unión Fenosa, explicó ayer en Valencia que los hogares valencianos derrochan cerca del 10% de la energía que consumen. La proporción se ajusta a la media nacional y no parece excesiva. Pero adquiere su dimensión correcta cuando se traduce: "Si no existiera derroche energético en los hogares valencianos se podría iluminar el campo de Mestalla durante 400 temporadas".

El uso correcto de un pequeño electrodoméstico como la plancha, por ejemplo, repercute de forma notable sobre la factura de la luz. Los expertos aconsejan acumular la mayor cantidad de ropa posible antes de encender la plancha. El consumo se dispara cada vez que la plancha se calienta. Por la misma razón, se aconseja graduar el aumento de temperatura y planchar, en primer lugar, las prendas que necesitan menos calor.

El consumo de la nevera, a la inversa, también se dispara cuando se introducen platos calientes en el frigorífico. La encuesta de Unión Fenosa revela que los valencianos no suelen depositar platos o cazos calientes en sus neveras.

Sin embargo, pone de manifiesto un uso poco eficiente de los lavavajillas. Los expertos recomiendan colocar las piezas de vajilla de acuerdo con las instrucciones del fabricante, poner en marcha el lavavajillas cuando está realmente lleno y utilizar agua fría en la fase final de aclarado.

El aire acondicionado en el hogar es mucho más eficiente a una temperatura entre 24 y 27 grados. Y, desde luego, solo debe utilizarse con las ventanas cerradas.

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A la inversa, un ventilador en el techo que gire a la velocidad mínima distribuye el aire caliente que se acumula cerca del techo y contribuye a difundir una sensación de bienestar doméstico en invierno.

La encuesta elaborado por los técnicos de Unión Fenosa pone de manifiesto que las familias de rentas más altas hacen un uso más eficiente de la energía. A la inversa, los vecinos de los pueblos más pequeños, resultan ser los más derrochadores.

Los hogares valencianos destacan por su capacidad para combatir el exceso de temperatura como consecuencia de su exposición al sol. Los toldos o las persianas, en el exterior, y las cortinas, en el interior, protegen los cristales del impacto directo del sol e impiden la radiación del calor hacia el interior. La oscuridad habitual en el interior de las casas de pueblo de la Comunidad Valenciana en pleno agosto revela toda una cultura de combate al calor.

Sorprende que una de las debilidades detectadas en los hábitos de consumo de los hogares valencianos sea la escasa utilización de sistemas de reducción del caudal de agua que circula por las cañerías domésticas.

Tanto como el descubrimiento del denominado "consumo fantasma" que provocan ciertos electrodomésticos por el mero hecho de estar enchufados.

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