Cuatro siglos de cabalgada escénica
CUANTO MÁS se repite que las aventuras del ingenioso hidalgo no se pueden adaptar a la escena con éxito, más autores y directores se empeñan en demostrar lo contrario. Desde Guillén de Castro, contemporáneo de Cervantes, hasta Albert Boadella y Emilio Pascual, que andan preparando sendas versiones para Els Joglars y para El Brujo, más de 300 autores españoles teatralizaron el Quijote o alguno de sus capítulos, lo tomaron como punto de partida para escribir otra obra, o resucitaron sus personajes y los colocaron en un contexto diferente. En el resto del mundo, los intentos son innumerables.
Adaptaciones parciales. El éxito de la primera parte de la novela cervantina fue tal que, un año después de publicarse, se estrenaba la primera adaptación escénica de uno de sus pasajes: El curioso impertinente (1605), de Guillén de Castro, que luego escribió Don Quijote de la Mancha, donde cuenta los amores de Cardenio con Lucinda. Enseguida vinieron otras versiones, y parodias como el Entremés de las aventuras de Don Pascual del Rábano. En 1612, John Shelton traduce el Quijote al inglés. Un año más tarde, The King's Men estrenaban en Londres Cardenio, obra perdida cuya autoría se atribuye a Shakespeare (en colaboración, probablemente, con John Fletcher, admirador confeso de Cervantes) y que un investigador británico identifica en 1994 con The Second Maiden's Tragedy, título generalmente atribuido a Thomas Middleton. Entre los episodios más adaptados figuran Las bodas de Camacho. Los hermanos Álvarez Quintero dramatizan el episodio de los galeotes; Miguel Ramos Carrión, el del caballero de los espejos, y Alejandro Casona, el de Sancho Panza en la ínsula para su comedia Retablo jovial.
Intentos de abarcar la obra completa. Después de condensar Almas muertas, de Gógol, y la inabarcable Guerra y paz, Mijaíl Bulgákov, que la hizo un año antes de su muerte. Entre las versiones recientes, la que más se ha difundido es la de Azcona para Scaparro (1983) en tres formatos (teatral, cinematográfico y televisivo), y retomada nueve años después por Josep Maria Flotats y Juan Echanove. El viaje infinito de Sancho Panza, de Alfonso Sastre, recoge 23 episodios de la novela bajo un prisma diferente: Sancho, devorador de libros de caballerías, es quien contagia su locura al hidalgo, y quien lo azuza. En su estreno levantó polvareda el momento en el que el galeote vasco pide amnistía en euskera. Hay versiones a la manera de los cómicos dell'arte italianos -que tanto inspiraron al Cervantes de los entremeses-, expresionistas como la de Josef Szajna, para marionetas, para representar en la calle... Hace un par de temporadas coincidieron dos funciones para un actor solo: en una, Juan Hostalot encarnaba a don Quijote; en la otra, escrita por Fernando Fernán-Gómez, Juan Manuel Cifuentes mostraba el punto de vista de Sancho. Vivir loco y morir cuerdo, estrenado por Fernán-Gómez este año, ha tenido vuelo corto. En cambio, el Quijote de Santiago Sánchez y Juan Margallo prosigue. Hay tres escenas que no faltan en casi ninguna versión: las de Sancho gobernando la ínsula, la arremetida contra los molinos de viento y el vuelo de Clavileño.
Obras inspiradas en la de Cervantes. Dulcinea, del autor, director y teórico Gaston Baty, es la que más repercusión ha tenido en España: además de al teatro, se ha llevado dos veces al cine, la primera en 1947, con Ana Mariscal, la segunda dirigida por Vicente Escrivá. En Don Quijote libertado, Lunatcharski, comisario de cultura que reunió a los intelectuales rusos en torno a la revolución, defiende la posibilidad de conciliar realidad y utopía. Corre 1922. Así que pasan unos años, la realidad gana la partida: Maiakovski se pega un tiro, Meyerhold es asesinado en la cárcel... Donde crece la marihuana, de Ramón J. Sender, es una actualización del tema planteado en El curioso impertinente.
Encargos de otros centenarios. En el tercer centenario del Quijote (1905), el Teatro Real ofrece un espectáculo escrito por los Álvarez Quintero, y los maestros Vives, Breton y Nieto. En el cuarto centenario de Cervantes, Cayetano Luca de Tena estrena una versión de su novela en el Teatro Español. También en 1947, José María Castroviejo dramatiza una nueva cabalgada en la que el héroe se tropieza con Lutero y Napoleón, y debate sobre una Europa arrasada por la II Guerra Mundial. Un pastor le anuncia como a un nuevo Mesías, pero nadie le hace caso. El hidalgo decide volver a su tumba y, como no la encuentra, se hace sitio en la de un soldado sin nombre, caído en la batalla del Ebro.
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