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El primero de los juicios del 11-M se inicia el día 16 contra El Gitanillo

La fiscalía solicita para el menor ocho años de internamiento

El juez central de menores José María Vázquez Honrubia celebrará los próximos días 16, 17 y 18 el juicio de G. M. V., el menor apodado El Gitanillo, por haber transportado de Asturias a Madrid explosivos utilizados en la matanza del 11-M y haber ayudado a los terroristas a sustraerlos y transportarlos desde la mina Conchita. La fiscalía solicita para el menor ocho años de internamiento en régimen cerrado y cinco años de libertad vigilada.

Según la fiscal, El Gitanillo comentó tras el 11-M que lo habían hecho "los moros con esto de aquí". El juez Vázquez Honrubia ha rechazado la petición de la defensa del menor y del ministerio fiscal para celebrar el juicio a puerta cerrada, por lo que la vista se celebrará en audiencia pública en la sala blindada de la Audiencia Nacional.

Según el juez, no se aprecia que un juicio sin publicidad pueda mejorar el programa reeducador del menor, "ni se alcanza a comprender cómo las víctimas podrían ver empeorada su situación por la publicidad de los debates". No obstante, no se permitirá la presencia de cámaras ni la divulgación de datos que identifiquen al menor.

Paralelamente, la Fiscalía dio a conocer ayer las alegaciones en las que atribuye a G. M. V. haber transportado de Oviedo a Madrid, por encargo del minero Emilio Suárez Trashorras, una mochila con 20 kilos de dinamita en un autocar de la compañía Alsa.

Según la fiscal, El Gitanillo colocó la mochila en la parte baja del maletero, "con grave riesgo para la integridad de las personas que viajaban en el autobús". Al llegar a Madrid llamó desde un bar al móvil de Jamal Ahmidan, Mowgli, que después resultaría ser el jefe operativo de la célula terrorista de los atentados del 11-M, al que entregó la mochila. De vuelta a Asturias, Suárez Trashorras le pagó "mil y poco más" euros por el traslado de explosivos.

El pasado 26 de febrero, G. M. V. acompañó a Emilio Suárez a la mina Conchita, sita en Tinelo, donde este último se entrevistó con dos mineros. "Esto está hecho, esto está bien", comentó Suárez al regreso. El 28 de febrero, Suárez Trashorras, acompañado de Mowgli y de otros dos magrebíes luego identificados como Abdenabi Kounja y Mohamed Oulad Akcha, pasaron a recoger a El Gitanillo de camino a la mina. Suárez y Mowgli se internaron en el monte y a su regreso El Gitanillo oyó cómo Suárez Trashorras le decía a su acompañante "que no se olvidara de coger las puntas o los tornillos, que estaban 15 metros más adelante".

Mochilas con explosivos

La misma noche del 28 de febrero, sobre las 22,30 horas, volvieron todos a la mina. Suárez y los tres magrebíes se internaron en las galerías, regresando cuatro o cinco horas después con mochilas cargadas de explosivos. Llevaron la dinamita a Avilés, la dejaron en un garaje de Suárez Trashorras y después los árabes y El Gitanillo regresaron a cargar otras cinco mochilas con explosivos. Los magrebíes viajaron después a Madrid transportando los explosivos en un Volkwagen Golf y en un Toyota Corolla que les dejó Suárez Trashorras.

El 4 de marzo, Suárez envió a El Gitanillo a Madrid a recoger el Toyota. En la Estación Sur le esperaban Mohamed Oulad y otro magrebí, Asir Rifaat Anouar, que le entregaron el vehículo. El Gitanillo se dirigió con el coche a Toledo, donde tuvo un accidente de tráfico, que propició que la Guardia Civil de Leganés detuviese al menor al comprobar que el coche figuraba como sustraído. G. M. V. fue recogido después por su hermana y dos amigos del centro de menores donde fue internado.

Los explosivos fueron utilizados en los atentados del 11-M y los cuatro magrebíes con los que se relacionó G. M. V. fallecieron en el suicidio colectivo de Leganés. Entre los restos se recogieron 594 envoltorios de cartuchos de dinamita y 238 detonadores.

La fiscalía solicita para el menor 8 años de internamiento en régimen cerrado y cinco años de libertad vigilada.

Por otra parte, uno de los tres argelinos detenidos el miércoles en Gandia (Valencia) por su presunta relación con la célula islamista que planeaba atentar contra la Audiencia Nacional fue capturado cuando acudió a la comisaría para realizar unos trámites administrativos, según fuentes cercanas al caso. Rachid Imine se presentó en las dependencias policiales para formalizar una documentación, sin sospechar que su nombre aparecía en la lista de presuntos integristas buscados por el juez Garzón, informa Eva Batalla desde Gandia.

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