Carlos Hernández Salvador, periodista

El pasado 1 de noviembre fallecía en su ciudad, Teruel, el periodista y escritor Carlos Hernández Salvador. Tenía 72 años y había pasado toda su vida volcado en la capital donde nació, creció, murió y en la que ejerció de turolense militante.

Director de Radio Teruel, Radio Cadena Española y del Diario de Teruel entre 1992 y 1998, año de su jubilación, fue corresponsal de El Noticiero, de Zaragoza; El Noticiero Universal, de Barcelona; La Hoja de Valencia; Pueblo y Ya, y colaborador desde principios de los años cincuenta del diario Lucha de la capital. Hernández presidió la Asociación de Radio y Televisión y de la de Informadores Deportivos de Radio y Televisión de Teruel.

Pero la pasión de Hernández fue su ciudad, a la que retrató una y mil veces. Paseante infatigable, fue en realidad cronista de Teruel, sus gentes, sus familias y sus historias. Publicó obras sobre los linajes familiares; instituciones como el casino; monumentos como el viaducto; escritos sobre sus calles, la vaquilla, y lo hizo de una forma ya perdida, con mimo, parsimonia, una forma que sólo es posible en lugares como Teruel.

Colaboró en el Instituto de Estudios Turolenses, y en Libro Verde de Teruel, uno de los principales documentos medievales de la capital. Pero su pasión fueron Los Amantes. Era un purista, no admitía que se tildase de leyenda la historia de Diego e Isabel y escribió en el antiguo Lucha y en el Diario de Teruel infinidad de artículos sobre la figura de los enamorados. Su labor en este terreno fue reconocida con la Medalla de Oro de los Amantes, que conceden el Centro de Iniciativas Turísticas y el Ayuntamiento.

Fue parte activa de la ciudad, de sus fuerzas vivas, como se les llamaba antaño: era socio fundador de la Tertulia Mudéjar, de la Peña el Cachirulo y el CIT, y miembro de la Hermandad de Periodistas Amigos del Maestrazgo.

Conservador, procedía del mundo de los sindicatos verticales, amaba el pasado de la ciudad para proyectarlo al presente. Quienes le conocen aseguran que si le apasionaban los legajos era para evitar que se perdiesen en el olvido. Él los proyectaba desde el micrófono de la radio o desde el periódico, los hacía presentes. Juanjo Francisco, redactor jefe del Diario de Teruel, le recordaba así: "Amó su ciudad y le rindió tributo desde todos los medios de comunicación en los que trabajó. Su etapa en Diario de Teruel fue una lucha contra los imponderables. Llegó a esta casa con un cargamento de ilusiones renovadas a pesar de no ser ya un jovencito. Peleó por impregnar las páginas del periódico de un turolensismo militante que a duras penas sobrevivía en medio de penurias económicas que lastraban el crecimiento de la empresa. Fue un profesional que recibió elogios y duras críticas sin que éstas traspasaran las paredes de su despacho para digerirlas en solitario y con las oportunas dosis de coraje. Y nunca le faltó delicadeza cuando ésta era necesaria".-