El mapa electoral apenas cambia respecto a los comicios de 2000

La foto fija por colores de los 50 Estados de la Unión apenas se ha movido desde hace cuatro años. A falta de contabilizar los llamados votos provisionales (aquellos sufragios que por alguna irregularidad son inicialmente apartados y posteriormente comprobados) en una docena de condados, y de conocer el resultado final en los Estados de Ohio, Nuevo México y Iowa, la distribución por colores del mapa electoral de las presidenciales es prácticamente idéntica a la del controvertido 2000.

Salvo una excepción: New Hampshire, el pequeño Estado de la costa Este que ha cambiado de color, a favor de los demócratas, con un 50% de los votos frente al 49% republicano.

El más que probable triunfo del presidente republicano en Iowa y en Nuevo México, tal y como indican los resultados con el 99% de los votos escrutados, teñiría además de rojo dos Estados que hasta la noche del martes habían sido demócratas. Hasta el momento, el Partido Republicano gana por un punto, tanto en Nuevo México como en Iowa.

El resto de los Estados, incluidos los considerados clave y donde la diferencia entre republicanos y demócratas ha sido ajustadísima hasta el final, han terminado por arrojar un resultado continuista. De poco le ha servido al candidato demócrata la afluencia masiva de electores a las urnas, a pesar de que una de cada siete personas que el martes depositaron su voto no lo había hecho en las elecciones de 2000 y que el 60% de estos nuevos electores asegurara en los sondeos a pie de urna haber votado demócrata.

Colorado

Kerry ha acabado por perder Colorado (9 votos electorales), Florida (27) y Virginia (13), todos ellos Estados considerados indecisos hasta el martes. Y todos ellos republicanos hasta entonces. Ha triunfado, sin embargo, en Hawai (4) y Pensilvania (21), Estados ya conquistados en 2000. Lo mismo sucede con Ohio, a falta de determinar el resultado de los votos por correo y los provisionales, pero donde Bush goza de una ventaja de más de 130.000 votos, y que en cualquier caso el republicano ya ganó en los pasados comicios.

La victoria de Kerry por poco más de 10.000 votos en New Hampshire, territorio en el que el candidato ecologista, Ralph Nader, goza de gran popularidad, devuelve a los demócratas el Estado económicamente más fuerte de toda Nueva Inglaterra, pero que ha sufrido una importante pérdida de puestos de trabajo en los últimos años, sobre todo en las industrias de alta tecnología. Al Gore perdió este Estado hace cuatro años frente a Bush y ahora vuelve a las filas demócratas.

Pero New Hampshire, que inicialmente se perfilaba como un Estado decisivo en la carrera hacia la Casa Blanca, tras la experiencia de 2000 ha acabado por no serlo tanto. Como ha demostrado el escrutinio final, sin Ohio y sin Florida, Kerry tenía poco que hacer.